DESDE AFUERA

Cuba: ni Edén ni Infierno

La realidad es que tiene mucho de mito. No es el paraíso real ni un proyecto edénico en suspensión. Esas son distorsiones políticas o ideológicas

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Las especulaciones sobre lo que pasa en Cuba han dominado la información latinoamericana de los últimos días. Son dos narrativas principales: una, la de una expresión de descontento que pone al gobierno contra la pared, y la otra, la de una conspiración imperialista contra la pequeña isla.

En términos reales, ambas siguen los lineamientos de los debates y la propaganda ya tradicionales en torno al país. Es la narrativa de David contra Goliat, sea el pueblo oprimido por un gobierno totalitario o la pequeña nación socialista que enfrenta la agresión económica y política de la potencia hegemónica.

Son las mismas narrativas que hemos oído por décadas, pero motivadas ahora por formulaciones más espectaculares de problemas que llevan décadas. En alguna medida, las dos son fórmulas que interfieren con su desarrollo.

Habría que considerar que Cuba es un gobierno autoritario con formulaciones democráticas, que tal vez sería mucho más abierto si no tuviera la presión y justificación/amenaza del bloqueo estadounidense.

Y subrayar que esta medida es, a su vez, una barbaridad determinada menos por el deseo de llevar democracia a la isla que para satisfacer y atraer a la electoralmente poderosa comunidad de origen cubano.

Al mismo tiempo y con sus particularidades, lo que hoy ocurre en Cuba ha pasado y pasará en otros países: esta es la generación del descontento y dadas las condiciones económicas en la isla, no hay razón por la que la sociedad cubana quede al margen. Las redes sociales son la cámara de resonancia, no la fuente.

El origen puede ser el que se quiera y tan legítimo o no como sea. El resultado práctico está a la vista. Pero sería probable que de ser otras las condiciones, también habría expresiones de descontento. 

Porque con toda la simpatía que se pueda tener por Cuba, la realidad es que tiene mucho de mito. No es el paraíso real ni un proyecto edénico en suspensión; ni tampoco un infierno. Esas son distorsiones políticas o ideológicas.

Es un país que tiene logros y posibilidades importantes porque se basa más en el desarrollo de su población que en sus recursos naturales; tiene un gobierno burocráticamente eficiente con una raíz legendaria, destino final de toda revolución triunfante.

Es un país al que sin importar lo que digan hoy, no regresará la inmensa mayoría de los que se exiliaron, o sus hijos. Sus nietos y, en algunos casos, bisnietos pueden compartir sus motivaciones, pero difícilmente renunciarán a su vida actual.

Y los que se quedaron en la isla, incluidos los activistas que hoy se dan de topes con el gobierno, difícilmente van a aceptar ser desplazados por los descendientes de los que se fueron.

Mucho va a depender de la respuesta del gobierno cubano, que ha mostrado habilidad y capacidad de respuesta, aunque públicamente mantenga la denuncia del bloqueo y la intervención externa.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

dza