CLARABOYA

Los presidenciables

Ya son varios días en los que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha abordado el tema de los “presidenciables” para continuar con su proyecto de cuarta transformación de la vida pública del país

OPINIÓN

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Azul Etcheverry / Claraboya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ya son varios días en los que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha abordado el tema de los “presidenciables” para continuar con su proyecto de cuarta transformación de la vida pública del país.

Lo anterior, ocurre más bien como una intención de mediar entre los personajes políticos que van alzando la mano para ocupar el puesto, a reserva por supuesto, del beneplácito presidencial. En ese sentido, el ejecutivo nacional ha dicho en diversas ocasiones que su partido cuenta con diversos nombres dignos del cargo, en tanto que continúa demeritando en buena medida los intentos de oposición de ocupar un lugar dentro de la carrera.

Históricamente no es un hecho inédito que comiencen a destaparse los nombres de los presidenciables, lo destacable es que esto sucede apenas tres años de iniciada la presente administración, sin mencionar que nos encontramos en una situación extraordinaria por la coyuntura propiciada por la crisis sanitaria y las consecuencias estructurales que acarrea.

El hecho de que la conversación iniciara con esta premura ha provocado un cambio importante en las dinámicas del poder. Esto viene como un distractor de los temas prioritarios como las reformas constitucionales, el incremento en la violencia, el desabasto de medicamentos, el manejo deficiente de la pandemia, la precariedad del sistema de salud, el educativo y un largo etcétera que padecemos en la actualidad.

Los reflectores están ahora con la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard e incluso el líder de la bancada de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, que suena en la terna y que además cuestiona el método de “selección” interna a sabiendas de que la decisión, al final del día, radica en una sola persona.

Por lo pronto, estos personajes dicen estar abocados en sus labores actuales pero los guiños hacia el futuro y buena parte de su atención y la de sus equipos cercanos, está puesta en la precampaña y el eventual verano de 2024. Vivimos una administración que evoca a diario a los políticos honorables del pasado y que también critica las políticas neoliberales, sin embargo, replica viejas prácticas absolutistas.

Su visión está en el pasado y no el futuro, no en un presente que exige resultados a promesas irresponsables y desmedidas. En cada oportunidad se desmarca de sus responsabilidades culpando al pasado y las presentes especulaciones son una ruta más para conseguir este fin.

Por otra parte, institucionalmente, Morena aún no cuenta con un modelo robusto de autogestión sin que involucre las decisiones del presidente. Lo que vemos es cómo en cada proceso interno de selección de candidatos o dirigencias se exacerban los ánimos, faltan los consensos y prevalecen las calumnias, ataques y hasta la violencia.

Inequívocamente, si no logran conciliar estas problemáticas se convertirá en un verdadero reto continuar con su proyecto “transformador” cuando López Obrador, eventualmente, se aleje del foco público y con él la legitimidad dentro del partido y el poder.

POR AZUL ETCHEVERRY
AETCHEVERRYARANDA@GMAIL.COM 

@AZULETCHEVERRY

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