LA ENCERRONA

La (nueva) Revolución

La sociedad cubana tuvo en sus raíces la más legítima conformación, pero no se hicieron las reformas para permanecer vigente en el pueblo

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

El 14 de julio se celebra en Francia el Día Nacional, pues se conmemora la famosa toma de La Bastilla, suceso que dio el comienzo de la Revolución Francesa en 1789, la primer gran revolución en la historia moderna de la humanidad. Esta revuelta se da por las mismas causas que se dan las revoluciones: precariedad social, económica, política; hartazgo de los privilegios de unos cuantos, dominación y desigualdades. En su contexto, la Revolución logró transformar a una nación (no propiamente dicho) con régimen de monarquía absoluta a una república, es decir, el gobierno de la corona y el clero se transformó en uno de leyes y de representación social, las y los franceses pasaron de ser súbditos a convertirse en ciudadanos.

Pero sabemos que estos cambios no se dan gracias a una varita mágica ni mucho menos por decreto. Las grandes transformaciones solo se pueden dar gracias a la sociedad, al consenso, al hartazgo, a la esperanza de una vida mejor, pero para que estos cambios sean sostenibles en el tiempo, posterior a la revolución, se necesitan reformas y precisamente eso fue lo que ocurrió en Francia, las leyes, la educación, el arte y la cultura, el ejército, el ordenamiento territorial, la economía tuvieron reformas de gran calado e incluso algunas de ellas prevalecen en la nación Gala. 

Así, la Revolución Francesa ha sido el ejemplo para las revoluciones, tanto en Europa como en América Latina, siendo esta la puerta de entrada a las independencias latinoamericanas enarboladas por Hidalgo y Morelos, Simón Bolívar y San Martín o incluso fungió como la madre de las revoluciones rusa, mexicana y cubana. El legado de “Igualdad, Libertad y Fraternidad” sigue siendo una inspiración para todas las sociedades democráticas en todo el mundo. 

Pero, ¿qué pasa cuando se toma a la Revolución Francesa solo de nombre y no existe la implementación de su legado? Así es como llegamos a la situación actual que se vive en Cuba. Puesto que si bien, la revolución cubana comandada por Fidel Castro, Camilo Cienfuegos y Ernesto Guevara y sostenida en la sociedad cubana tuvo en sus raíces la más legítima conformación, no se hicieron las reformas correspondientes para permanecer vigente en el pueblo. La corrupción de su líder, las grandes desigualdades entre la opulencia del gobierno y la pobreza del pueblo, el olvido de las promesas para la sociedad cubana, el discurso anacrónico, la opresión, entre varias cosas más, solo podía decantar en un nuevo estallamiento social.

Aunque el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, tilde de “antirrevolucionarios” a la ciudadanía cubana, la cual libremente tomó las calles para pronunciar su hartazgo y para exigir libertad, dignidad y democracia, esta manifestación nos hace pensar más en la Revolución Francesa que lo que en décadas se ha vivido en la “Cuba revolucionaria” que algunas voces aún nos quieren hacer creer. Hoy somos testigos de (si no del fin, quizá sí el principio de) la caída del régimen cubano -o mejor dicho, del régimen de Castro-, que así como el de Luis XVI en la Francia de 1789, trajo descontento, pobreza y desigualdad, produjo el consenso de la sociedad para exigir la institución de la democracia, la esperanza y la libertad, igualdad y fraternidad para todas las y los cubanos.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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