TRES EN RAYA

La cacería de brujas

La cacería de brujas, inquisición, abjuración tiene un nuevo nombre y una nueva sede

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La cacería de brujas, inquisición, abjuración tiene un nuevo nombre y una nueva sede. Los días miércoles en Palacio Nacional con la nominación “quien es quien en las mentiras” los periodistas, comentaristas en redes sociales y todo aquel que ose señalar a la 4T o a Andrés Manuel López Obrador, será exhibido, apuntado con el dedo non-sancto de la presentadora Ana Elizabeth García Vilchis.

Ella es una prueba más de que el pasado poco importa cuando se es redimido por el lopezobradorismo; en este caso, hasta el nombre mutó, pues en Puebla es conocida tan solo como Liz Vilchis. La misma, encargada ahora de la sección amarillista y argüendera de las conferencias de prensa, llamó machista al periodista y comentarista Joaquín López Dóriga.

¡Buen comienzo! para quien pide respeto y que la prensa sea justa. Su “razón” para ello es que López Dóriga pidió el derecho de réplica, pues en la primera emisión de “quien es quien”, ella cayó en lo mismo que señala: la mentira. Fue suficiente que el periodista dirigiera su petición a Jesús Ramírez Cuevas para que, con un tuit flamígero, lo tachara de machista por no dirigirse a ella; y después de haber fustigado al periodista por su dicho, nadie le otorgó finalmente el derecho de réplica…

La quema de brujas de Salem, versión cuatroteísta, es lo que se logra con esta propuesta. El gobierno federal en lugar de arreglar entuertos, problemas, atender emergencias, ser eficiente en algo (ya no se pide en todo), prefiere enfocar sus energías —y nuestros impuestos— en señalar a todo aquel que hace ver en sus redes sociales o en los medios tradicionales de comunicación, las incongruencias, errores y corruptelas del régimen.

El ejercicio de la libre expresión no solo se encuentra bajo asedio, ahora es también reconfigurado como un ataque frontal al presidente y una acción de alto riesgo. Tal vez por ello, poco importa a la actual administración que México ocupe el deshonroso primer lugar como país más peligroso para ejercer el periodismo en una nación que no se ha declarado en guerra formal. Será por eso que si secuestran, golpean o asesinan a periodistas, sea considerado ahora un mérito.

La violencia inicia con la palabra y esta tiene un horario especial en la palestra presidencial. No es pecata minuta subrayar el acto retrógrada y violador de derechos que se ha convertido esa nueva maroma. No solo es una pérdida de tiempo, es también una nueva forma de incitar a la violencia y de ser peor que un censor de lo dicho por unos, pero jamás juez de los actos realizados por ellos mismos.

Acusan la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio, pero además no se intenta hallar soluciones o formas de mejorar el gobierno, dado que es lo que se critica. Ya estamos acostumbrados a las mentiras diarias de López Obrador; se ha señalado al cansancio que no debemos hacer caso a la palabrería vana en la mañanera.

Más de 56 mil falsedades vertidas en ellas deberían ser suficiente razón para confrontar al presidente y a la 4T fuera de ese espacio y llevarlo a los —mal— hechos de su gobierno.

Una terrible cacería de brujas, digna de la historia de hace siglos, no de un gobierno del siglo XXI y que se llama transformador. Y hay gente que lo celebra…

También los pobladores de Salem acudían a las quemas de brujas que no lo eran. Espectáculo retrógrada y autoritario. Ataque por la autoridad, cuando debería de ser la primera en otorgar protección. Los fanáticos quemaban brujas, hoy queman periodistas.

POR VERÓNICA MALO
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

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