El mundo ha entrado en lo que parece ser un laberinto sin salida. Cuando parece que se está ganando la batalla contra el COVID-19, viene una nueva ola, con un coronavirus mutado, más contagioso y resistente a los tratamientos.
Peor aún, la vacunación mundial va a paso de tortuga, el mecanismo Covax resultó insuficiente, y ya se habla de que se necesitan refuerzos y combinación de inmunizaciones de diferentes laboratorios para estar más protegidos de un virus que no deja de fortalecerse.
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Al mismo tiempo, la población tiene una razonable fatiga pandémica, hartazgo del cubrebocas, del encierro, de no ver a familiares y amigos, del home office y las clases en línea.
El pasado jueves, Pfizer reportó una disminución de la inmunidad producida por su vacuna y habló de la necesidad de aplicar una tercera dosis que dé mayor tranquilidad contra las variantes. Se recomienda hacerlo entre 6 y 12 meses después de la aplicación de la segunda inyección.
De hecho, previo al informe de la empresa, el gobierno de Israel ya había advertido que la inmunidad de Pfizer se ve afectada debido al avance de Delta (variante detectada por primera vez en India, la más contagiosa hasta el momento) y que la eficacia disminuía de más de 90 por ciento a 64 por ciento.
En Indonesia, que apostó por la vacuna china de Sinovac, los expertos demandan la aplicación de una tercera inyección; Chile también estudia esa opción.
Gobiernos y laboratorios se quiebran la cabeza ante el avance de Delta, que se está volviendo dominante, y con la que se están registrando contagios diarios similares a los que se reportaban en febrero pasado, pese a las vacunas aplicadas.
Autoridades sanitarias de EU la califican como un COVID con esteroides; el mayor miedo es que el coronavirus pueda seguir mutando al grado de que las actuales vacunas ya no brinden protección.
Por ahora la recomendación es apostar por “esquemas mixtos”, expertos señalan que mezclar las dosis es una buena idea, ensayos realizados en Reino Unido y España muestran que recibir una inyección de AstraZeneca y posteriormente una de Pfizer pueden generar niveles de anticuerpo bastante altos.
El combinar vacunas también permitiría avanzar en la inmunización, en algunos casos los ciudadanos tardan más de lo esperado en recibir su segunda dosis porque la vacuna de un laboratorio en específico no llega.
En varios países que ya cantaban victoria han vuelto las medidas restrictivas por lo que la OMS alerta que el mundo está en un punto peligroso. En Tokio los eventos olímpicos serán sin espectadores; en Tailandia hay toque de queda, la ciudad australiana de Sídney reforzó el confinamiento.
Esta historia ya la vimos… por lo pronto debemos hacernos a la idea de que la mascarilla se queda y de que habrá refuerzos de inmunizaciones, muy probablemente cada año.
POR ALEJANDRA MARTÍNEZ
ALEJANDRA.MARTINEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALEJANDRAMTZ_87
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