A nombre de la salud, la democracia, la interconectividad a través de servicios de internet y el miedo, el mundo retoma dirección incierta, pero con un común denominador: sociedades divididas. La pandemia nos dividió, la tecnología nos reunió, pero no nos reintegró.
Las consecuencias sociales del #Covid19 tiene mucho que ver, pero también los estilos de gobernar, así cómo la forma en la que
los gobiernos han reaccionado frente a este reto de salud. Sesenta y uno por ciento de las personas de 17 de las economías más avanzadas del mundo señalan que sus sociedades están más divididas que antes de la pandemia.
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Los europeos son más pesimistas sobre los efectos económicos #Covid19 que aquellos ciudadanos de Asia-Pacífico. Nuestros socios comerciales #TMEC, enfrentan una fuerte división: Estados Unidos 88% y Canadá 61% (Pew Research Center). El reto es global, las soluciones, en gran medida, locales.
Esta división es semilla para lo que viene para la humanidad, porque además acrecienta las diferencias previas. El World Happiness Report 2021 reporta que la desigualdad de ingresos, que actúa en parte como un sustituto de la confianza social, explica 20% de la diferencia en las tasas de mortalidad entre Dinamarca y México; además, las muertes por COVID-19 en 2020 fueron 10.1 por cada 100 mil en Finlandia en comparación con 97.6 en México.
Ese mismo reporte señala que, en general, los cambios en el ranking son modestos gracias a la naturaleza global de la pandemia y la resiliencia de la humanidad para enfrentarla. En contraste, México pasó del lugar 23 (2017-19) al 46 (2020).
Esta claro, los mexicanos no nos sentimos mejor que antes y la infelicidad también divide. La relación política – economía parece estar acrecentando la división dentro de los países. Para muestra basta Venezuela que ocupa la posición 84 de 95 países y
que junto con Haití tiene la medición más baja en América, 4.9 y 3.6 respectivamente (México 6.3).
Recordemos también que el país de Maduro y el Chavismo pasó, entre 2005 y 2015, del quinto lugar de reservas probadas de petróleo al primero para tener el 17.8% del total global. La panacea no esta en el petróleo.
El mundo ha estado siempre en constante transformación y las diferencias han sido semilla de muchos de esos cambios, es parte de nuestra naturaleza. El reto hoy está en la poca claridad del destino y de los ideales que nos mueven, antes era un asunto de países – Estado, hoy es de visiones y poder económico.
Claramente en México el “rescate de la soberanía” a través de CFE y Pemex está un poco desfasado de la realidad global y esa bandera puede crear más infelicidad y diferencias. Por ejemplo, el termómetro Twitter muestra que cada vez son más las quejas por las “intermitencias” de electricidad. Imagínese el reto de desmentir a cada mexicano a los que se nos va la luz cada vez más seguido.
Aquí va otro dato que habla de la visión de corto plazo que nos gobierna. Starlink de Elon Musk -quien ya tiene permiso para operar en México- ha puesto en órbita más de mil 730 satélites mientras que de acuerdo con la Base de Datos UCS señala que al 31 de diciembre de 2020 hay en total 3 mil 372 operando.
El argumento de fortalecer las empresas energéticas del Estado mexicano es que hoy necesitamos gasolina, la pregunta es, ¿qué están haciendo a futuro?
México pagará caras las diferencias políticas y sociales que se están generando. También el cortoplacismo bajo el que estamos siendo gobernados. Mientras unos piensan en satélites para las industrias del futuro, otros quieren desmentir lo que les incomoda.
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POR ÓSCAR SANDOVAL
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ
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