SILBATAZO INICIAL

Nuevo Gigante a la vista...

El trabajo que hace Estados Unidos le vislumbra buenos dividendos futbolísticos a futuro, en comparación con México

OPINIÓN

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José Eduardo Iga / Silbatazo inicial / Opinión El Heraldo de México

Cuando un país desarrollado sufre algún evento traumático que cambia su historia —sobre todo refiriéndonos al ámbito deportivo que nos atañe— generalmente, si trabajaba bien, multiplica sus esfuerzos y se asegura de que no le vuelva a pasar.

Estados Unidos quedó fuera en el Mundial de Rusia en, quizá, la segunda zona futbolística más endeble del planeta, sólo por detrás de Oceanía, lo que debió haber supuesto una humillación no tanto al país, sino a su ideología competitiva, que les sostiene como la nación más poderosa del mundo en este plano.

Pero insisto, el vecino del norte ya venía demostrándonos grandes pinceladas de crecimiento, más allá de aquel grotesco revés. Su liga, aunque muy lejos del nivel de la mexicana, ya cuenta con una estructura muy sólida, con cada vez más inversionistas, y jugadores de renombre que llegan más jóvenes.

Además, ya son más hábiles para persuadir al mercado sudamericano de llevar a elementos que puedan hacer crecer las plantillas y, por ende, el nivel, ofreciéndoles buena cantidad de billetes verdes y, lo más importante, calidad de vida.

Tan inteligentes son los estadounidenses en temas de esta índole que dicen: “Yo sé que mi circuito local es bastante malo todavía, no tengo problema en aceptarlo. Planeo a largo plazo para que crezca como lo está haciendo, pero por ahora, a corto, me pongo a exportar jugadores en grandes cantidades a Europa, porque quiero ser campeón del mundo, dado que está demostrado que el salto cualitativo está del otro lado del Atlántico”.

En México, para llevar a alguien al Viejo Continente, los equipos piden las perlas de la virgen: 20 millones de dólares por Luis Romo u Orbelín Pineda; otros más por JJ Macías, y así nos vamos. Además, la multiplicidad de extranjeros acaba con las oportunidades para mexicanos, más allá de que por asuntos protocolarios los mismos digan que no es cierto.

En el territorio de las barras y las estrellas prefieren exportar en grandes volúmenes, aunque por cada jugador, los europeos paguen cinco millones. Así, sale mejor exportar a cinco jugadores de cinco millones cada uno, que a uno de 20 que nadie te va a comprar.

De ahí que, de esta generación, ocho futbolistas suyos estarán en Champions el otro año, mientras que por México sólo Héctor Herrera y Edson Álvarez.

No se confunda. No digo que Estados unidos es el nuevo gigante de la Concacaf por un mísero juego ganado; sino porque el futuro se vislumbra negro para México, mientras no se hagan reformas a la liga o los equipos exporten a sus jugadores a precios asequibles.

Me pudiera usted decir, ¿Qué tal si sólo es una generación brillante de Estados Unidos? Difiero, porque su modelo de exportación está bastante claro y si algún jugador no funciona, los que vienen lo harán. Aguas. O trabajamos o nos acostumbraremos a ser segundones del área.

POR JOSÉ EDUARDO IGA

TITULAR DE ARREBATO DEPORTIVO EN EL HERALDO RADIO TORREÓN

TWITTER: @JOSE_IGA

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