COLUMNA INVITADA

Desabasto de medicinas y de decencia

Una de las razones por las que el lopezobradorismo pasará a la historia, es por su incompetencia y soberbia criminal en materia de salud. Esta semana, una estampa de hechos lo ilustra

OPINIÓN

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Guillermo Lerdo de Tejada / Columna Editorial / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Una de las razones por las que el lopezobradorismo pasará a la historia, es por su incompetencia y soberbia criminal en materia de salud. Esta semana, una estampa de hechos lo ilustra.

El lunes pasado, los asistentes al estadio de Wimbledon, en Reino Unido, rindieron una ovación de pie a Sarah Gilbert, investigadora que creó la vacuna de Oxford-AstraZeneca contra el COVID-19. Este emotivo gesto le dio la vuelta al mundo, y queda como testimonio de un pueblo agradecido con los científicos profesionales que han trabajado arduamente, más allá de agendas políticas o partidistas, para proteger la salud de la ciudadanía.

Ese mismo día, en México, se hizo viral un video en que el subsecretario de salud López-Gatell —principal responsable de la estrategia contra la pandemia—, aseguró que los reclamos de los padres de niños con cáncer que no han recibido medicinas es una estrategia de la “derecha internacional” para dar un golpe de Estado. Su entrevistador, un caricaturista del régimen, “El Fisgón”, remató: la tragedia de los niños con cáncer es “una telenovela”. Todo eso pasó en un programa propagandístico, en televisión pública, financiado con nuestros impuestos.

Estas declaraciones retratan al lopezobradorismo, que siempre ha estado dispuesto a sacrificar la salud en nombre de la ideología. El Seguro Popular fue un programa exitoso (sin duda perfectible), que sobrevivió a tres sexenios con partidos distintos y llevó salud a millones de mexicanos.

El lopezobradorismo lo eliminó por la simple razón de que lo crearon sus adversarios políticos y para desviar su presupuesto a obras faraónicas. En su lugar, puso una institución improvisada, el Insabi, que no tiene ni los recursos, ni la capacidad de brindar atención, y que ha causado dolor y muerte innecesaria en todo el país.

Al mismo tiempo, México ha tenido uno de los peores manejos de la pandemia, a la que primero se minimizó y luego se administró sin estrategias, sin acciones contundentes para frenarla y prevenir contagios, e incluso, sin hacer pruebas. El resultado ha sido una de las tasas más altas de mortalidad en el mundo, que suma en números absolutos entre 300 mil y medio millón de muertes directas e indirectas.

Finalmente, y con la excusa del combate a la corrupción, el gobierno decidió centralizar las compras de medicinas y atacar a las empresas mexicanas que las fabrican y distribuyen. El resultado ha sido una desgracia: no se ha erradicado la corrupción (de hecho, proveedores ligados a políticos de Morena han sido beneficiados); se destruyeron los mecanismos de abasto; se despidió a los profesionales que sabían cómo operaba el sistema y se dejaron de pedir y pagar a tiempo los pedidos.

La consecuencia es que en la inmensa mayoría de hospitales no hay medicinas contra el cáncer, el VIH, la diabetes, la epilepsia, el reumatismo, las enfermedades renales, entre muchas otras, lo que afecta sobre todo a las familias más pobres.

Incluso, la desarticulación de las cadenas de producción, inducidas por este gobierno, ha provocado que haya desabasto en el sector privado.

Ahora, a quienes denuncian este desastre, los personeros del gobierno, en lugar de darles respuestas, los llama golpistas. Ante el abandono, lo único que queda es la retórica. La incompetencia y la soberbia matan. Este gobierno es prueba de ello, y aunque ahora crean que el poder y la impunidad son eternos, pronto tendrán que rendir cuentas.

POR GUILLERMO LERDO DE TEJADA SERVITJE
DIPUTADO CIUDADANO EN EL CONGRESO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
@GUILLERMOLERDO

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