AGENDA LEVANTINA

Coreografía electoral

Al-Asad fue reelecto presidente de Siria, para cuarto mandato, con 95.1% de votos

OPINIÓN

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Marta Tawil / Agenda Levantina / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La escena resultaba familiar: una política de encubrimiento público en la que los ciudadanos actúan "como si" veneraran al líder proveedor y éste fuese el gran estadista. Son elecciones que, desde hace décadas, se realizan en un ambiente de culto a la personalidad, al “caudillo”, que funciona en la práctica como mecanismo de control social para inducir la complicidad y producir pautas para la acción pública. Hablamos de Siria y de sus comicios del 26 de mayo.

Bashar al-Asad fue reelegido presidente de Siria para un cuarto mandato con 95.1 por ciento de los votos (en 2014 obtuvo 88 por ciento). Catorce millones de personas participaron, de los 18 millones teóricamente llamados a votar. Sólo dos candidatos obtuvieron los 35 apoyos parlamentarios necesarios para oponerse al Presidente.

Las elecciones se llevaron a cabo sólo en áreas controladas por el gobierno, lo que privó de sus derechos a millones de sirios. En Damasco, los retratos del presidente sirio Bashar al-Asad, entronizado en la avenida del mismo nombre, fueron más numerosos de lo habitual; escasos metros de distancia separaban enormes carteles con su efigie, además de canciones, videos y consignas a su gloria.

El poder central controla un área extensa, desde Alepo en el noroeste hasta Daraa en el sur, pasando por Damasco. El noroeste permanece bajo la influencia turca, mientras que el noreste está controlado por grupos armados kurdos. La guerra no ha terminado realmente, además de que Estados Unidos impuso sanciones a cualquiera que haga negocios en Siria.

Los fondos para la reconstrucción tendrán que provenir del exterior, pero las perspectivas de que eso suceda pronto son escasas. Ni Rusia ni Irán quieren involucrarse.

Occidente, por supuesto, no tiene intenciones de ayudar a un aliado iraní. Para China, en este momento Siria parece una inversión demasiado arriesgada. Si bien las monarquías del Golfo se han acercado tentativamente a la Siria de al-Asad, con inversiones y posible ayuda posterior, queda un largo camino para que concreten efectivamente ese apoyo.

La elección presidencial, careta de democracia que apenas si encubre a un rostro feroz, socava las perspectivas de una solución política. Una sociedad y gobiernos con mínima articulación, según propuesta (endeble) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), abrirían el camino para un órgano de gobierno de transición, una nueva constitución y elecciones genuinas.

Pero es una línea que no interesa a Asad. Las elecciones, de hecho, le permitieron saber con quién puede contar dentro de su país; hacia afuera, dieron la oportunidad de exhibir que el régimen está en pie y funciona. Pero sólo así, como en coreografía, pues la crisis económica, una depreciación histórica de la moneda e inflación galopante, forman el contexto del aplauso.

Por MARTA TAWIL.
INVESTIGADORA DE EL COLMEX
ORBE@ELHERALDODEMEXICO.COM

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