COLUMNA INVITADA

Una nueva Constitución

¿A caso la pandemia no dejó tareas nacionales que convocan a reformas de gran calado en materia de salud, desarrollo económico, educación y ciencia?

OPINIÓN

·
Onel Ortiz Fragoso / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció sus propuestas de reformas constitucionales para la segunda mitad de su gobierno. Transformación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), reforma electoral e incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.

Temas importantes, pero pequeños ante las necesidades de un país que quiere salir de la pandemia más grave del último siglo y a la luz de las propias expectativas generadas por el Presidente y la Cuarta Transformación.

¿En verdad las prioridades legislativas nacionales son mejorar la CFE, renovar el INE y el Tribunal, quitar los plurinominales, disminuir el financiamiento a los partidos y reubicar a la Guardia Nacional? ¿A caso la tormenta de la pandemia no dejó tareas nacionales que convocan a reformas de gran calado en materia de salud, desarrollo económico, educación, ciencia y tecnología?

¿Qué cambió la pandemia y su devastación económica y social? ¿Qué ajustes tiene que hacer el Presidente en su proyecto? ¿Por qué no debatir de manera integral la reforma energética y las reformas estructurales aprobadas en gobiernos anteriores?

Más que limitarse a tres propuestas, el Presidente y Morena deben radicalizarse. Ir a fondo en la transformación. Cada etapa importante en nuestro país ha sido acompañada por una decisión fundamental. La Independencia se materializó en la Constitución de 1824. La consolidación del Estado mexicano como una nación independiente y soberana, en la Constitución de 1857. La Revolución Mexicana en la Constitución de 1917.

Un gobierno no se recuerda por la personalidad de un Presidente o por la eficacia o ineptitud de los servidores públicos que encabezan las secretarías y dependencias. Tampoco por las buenas intenciones o deseos, sino por los cambios estructurales que haya logrado.

El Presidente y Morena deben proponer a la nación con una nueva Constitución. Si logran su aprobación será su legado, si no lo logran, porque la oposición se lo impide, dará a su movimiento una ruta y metas específicas para seguir cuando AMLO ya no esté en la Presidencia.

En 2017, cuando la Constitución conmemoró el Centenario de su promulgación, quedaron claras varias cosas. Una nueva Constitución es necesaria.  La actual ha tenido miles de reformas, tantas que en muchas partes ya no se reconoce el texto original. Unos artículos son concisos, pero otros son realmente leyes generales. En la forma, se necesita una Constitución armónica, equilibrada y accesible a la comprensión de la sociedad. En el fondo, la nación requiere un nuevo pacto social para el futuro.

En lugar de revisar particularidades, enviar iniciativas hechas al vapor de endeble constitucionalidad y tratar de aprobar parches, piénsese en una nueva Constitución. Demos el tiempo necesario. Que la nación debata en torno a los grandes temas nacionales, sus principales apartados, capítulos y artículos. Que sea una Constitución de la sociedad, no de los partidos,  no del Congreso, no del Presidente. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? 

ONEL ORTIZ FRAGOSO

ANALISTA POLÍTICO Y ASESOR PARLAMENTARIO

@ONELORTIZ

MAAZ