MALOS MODOS

Aguilar Camín y el derecho al insulto

La buena es que nunca un presidente había hecho esfuerzos tan denodados para promover a los mejores intelectuales de este país

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La buena es que nunca un presidente había hecho esfuerzos tan denodados para promover a los mejores intelectuales de este país. Le ha tocado a Enrique Krauze en unas cuantas ocasiones, a Roger Bartra, a Gabriel Zaid y hace unos días, también por enésima vez, a Héctor Aguilar Camín.

¿Por qué la obsesión con Héctor? Imposible decirlo. Pero celebrémosla, porque nos hace recordar los muchos logros del camarada Aguilar Camín. De entrada, que es un historiador con unas cuantas aportaciones muy importantes, por ejemplo, a los estudios sobre la Revolución Mexicana. Vaya, uno de a de veras.

También es un analista político que debe resultar de lo más irritante en el oficialismo. Y es que le entiende. Porque sí: entendió que ese oficialismo se iba a llevar un revés en las elecciones del 6 de junio, como pasó y como muchos dudamos que iba a pasar.

Desde luego, es también un muy, muy buen cuentista y novelista, y un prosista de envidia. Ahí están esos dos thrillers políticos, Morir en el Golfo y La guerra de Galio. O ese relato familiar valiente, descarnado: Adiós a los padres. O la última novela, Plagio, con ese humor vitriólico y ese personaje tan complejo. O los cuentos de Historias conversadas.

Sin mencionar que fundó la editorial Cal y Arena y la revista Nexos.

Esa es la buena. No que a Héctor le haga falta, pero bienvenida la publicidad, cortesía del presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

La mala es todo lo demás. Hace unos días, el presidente usó una mañanera para exhibir un Zoom que consiste en una plática de amigos en la que Héctor lo califica como “pendejo petulante”. Bueno, esa exhibición debería preocuparnos.

De entrada, preocupa la manera de lamparonear la investidura. En serio: no es normal que el jefe del Gobierno y del Estado use ese, ajá, “ejercicio inédito de rendición de cuentas” para amedrentar a los intelectuales críticos con tanta impudicia y sobre todo con esa inconsciencia del lugar en que pone su imagen. Como preocupa el autogol de repetir el fragmento mencionado, o sea, de usar los medios del Estado para reiterar un insulto contra ti.

Preocupa la mala digestión que está teniendo el presidente de una elección que dice que ganó, porque estas cosas no son nuevas, pero a últimas fechas se le exacerbaron. Sobre todo, preocupa que a alguien se le ocurra presentar públicamente como una bajeza lo

que de hecho es un acto virtuoso. Porque sí, los humanos, todos, siempre, insultamos en privado, repito: en privado, a nuestros políticos, y así debe ser. Eso significa que el peso del Estado no se deja sentir en nuestras casas; que hay libertades mínimas. Lo contrario, incluso en manifestaciones malechotas y guapachosas, es una muy mala señal.

En fin, que Héctor acaba de recordarnos, además, que es necesario defender el derecho al insulto.

POR JULIO PATÁN

JULIOPATAN0909@GMAIL.COM 

@JULIOPATAN09 

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