LÍNEA DIRECTA

Rumbo a 2024

La pluralidad demostrada en el reciente proceso electoral tiende a concentrar a los diferentes grupos en dos mundos excluyentes

OPINIÓN

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Ezra Shabot / Línea Directa / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Después del resultado electoral del 6 de junio, la reconfiguración del mapa político del país nos dirige en forma directa hacia una nueva realidad.

La oposición resurge como un bloque que llega a la conclusión que su posibilidad de vencer radica en la habilidad de sus dirigentes, de hacer a un lado intereses partidistas y aterrizar en el pragmatismo más puro, donde el candidato que posee las mayores posibilidades de ganar es el adecuado para competir.

Por su parte, el bloque oficialista, fortalecido principalmente en las gubernaturas donde logró arrebatarle en definitiva el electorado al Partido Revolucionario Institucional (PRI), apuesta su futuro a la capacidad de operación política de los nuevos mandatarios estatales, coordinados ahora con el Gobierno Federal.

Con enormes recursos y poder, la apuesta morenista va precisamente por el mantenimiento de la presidencia, a través de los mismos instrumentos con los que el priismo se sostuvo durante décadas.

La polarización, llevada al extremo por Andrés Manuel López Obrador, hizo pedazos los canales de comunicación entre la clase política y buena parte de la ciudadanía.

Paradójicamente, la pluralidad demostrada en el reciente proceso electoral tiende a concentrar a los diferentes grupos en dos mundos excluyentes, sin posibilidad alguna de contacto entre ellos.

Más allá de discursos sobre la unidad nacional y la reconciliación, la pulverización de las posiciones intermedias perfilan una lucha entre dos polos de poder:

El del obradorismo con todas sus rivalidades y diferencias, pero sólidamente unidos por el caudillo y el otro, el anti-AMLO, cuyo objetivo unificador es la derrota del Movimiento de Regeneración Nacional y el retorno a las condiciones previas donde la negociación política, entre diferentes partidos y factores de poder era viable como parte de una imperfecta y compleja democracia representativa.

Mientras que en el bloque morenista, la baraja de la sucesión presidencial presenta figuras como Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard y la propia Claudia Sheinbaum, a pesar de su catástrofe electoral en la Ciudad de México, la oposición carece hasta el momento de alternativas populares capaces de unificar a partidos y ciudadanos en torno a personajes que pudiesen representar la imagen de un liderazgo fuerte e inclusivo.

El alejamiento del lopezobradorismo de las clases medias urbanas ha terminado por exacerbar la polarización social con los riesgos que esto implica.

De continuar esta ruta, como todo parece sucederá, nos encontraremos en el 2024 con una lucha entre dos grandes bloques, y eventualmente con dos candidatos que plantearán el triunfo del contrario, como un peligro para México.

Hacia allá nos dirigimos.

POR EZRA SHABOT
EZSHABOT@YAHOO.COM.MX
@EZSHABOT

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