COLUMNA INVITADA

La división demográfica

Andrés Manuel López Obrador está camino a la simplificación más elemental de la política. En menor grado al cinismo de Donald Trump, pero en la misma ruta

OPINIÓN

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Martha Gutiérrez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Andrés Manuel López Obrador está camino a la simplificación más elemental de la política. En menor grado al cinismo de Donald Trump, pero en la misma ruta. Todo concluye en la división demográfica de la política, en la cual, las zonas populares y rurales en pobreza lo apoyan en una especie de creencia o acto de fe, y las zonas urbanas y populares con mayor formación académica, procesamiento de información y aspiración de clase media, que comienzan a aborrecerlo.

No tocaré más el asunto de empresarios, intelectuales y profesionistas porque no hay debate. Este es un segmento que rechaza la política, que la considera como una actividad que debe ser totalmente reorganizada, y que optó por rechazar a Morena, pero lo hizo no porque prefiera al PRIAN o a la Alianza, sino porque no hay alternativa.

Valdría la pena reflexionar que piensan de los primeros en financiar e impulsar el movimiento de AMLO, las familia Salinas Pliego y Hank González, entre otros. Como lo hemos venido anticipando en varias ocasiones, el país sufrió dos procesos distintos: el de la cuasi creencia de un dogma y aceptación de actos populistas de dádivas al interior del país, y el castigo profundo por el concierto de errores que hemos reiteradamente señalado con el poniente de la Ciudad de México o Nuevo León.

Adelantamos, por las estructuras electorales, los candidatos, los servicios públicos y el conflicto que se vivió al interior de Morena que ahí se reflejaría la realidad del país. Lo que sucedió en las zonas metropolitanas de Monterrey, Guadalajara, Ciudad de México (incluido Estado de México), Mérida, el Bajío, Veracruz, y Puebla es lo mismo.

La voraz y francamente estúpida disputa al interior de Morena, fomentada por la insaciable ambición de Mario Delgado, la mano de Julio Scherer y la decisión de Andy López Beltrán cobro factura en esa zonas. Este fenómeno ya lo vivió EE.UU y que ahora se repitió con menor grado de intensidad en México, atiende al modelo de bipartidismo.

La alternativa es A ó B (con respeto al alcahuetaje de Dante Delgado y su MC que fue desenmascarado) tendrá efectos positivos en zonas con menos información, con menor nivel de discusión política y más acostumbrados a una relación de subordinación con el gobierno.

En las zonas urbanas, la lógica justo es contraria, por ello hubo casillas que tuvieron 80% y hasta 90% de participación que lograron que Morena no pudiera compensar con la zona popular, sobre todo cuándo existieron manos invisibles que inyectaron dinero de los intereses inmobiliarios que compraron voto popular, y fueron suficientes para reducir el diseño gubernamental y la planeación de Morena. Bajo la lógica de la teoría de juegos de suma cero, matemática simple (lo que se decida por una opción lo pierde la otra), que políticamente significa la polarización, López Obrador dividió al país.

La realidad es que ganó y por mucho, porque electoralmente se aprovechó de la circunstancia, del presupuesto público aterrizado en dádivas, y del taladro ideológico mañanero. Por ello y por temas inexplicables de financiamiento y "el buen comportamiento del crimen organizado" se entiende también el demoledor triunfo en el Pacífico, Michoacán, Colima, Nayarit, Sinaloa, Sonora, las dos Bajas, Guerrero, Oaxaca y Chiapas (estas dos se cuecen aparte).

Obtiene 11 de 15 gubernaturas en disputa (más el candidato acusado de ser parte del crimen organizado, arropado por Mario Delgado por haber financiado su campaña a la dirigencia nacional de Morena según denuncias de Porfirio Muñoz Ledo), y mayoría simple en la Cámara de Diputados, suficiente para darle la posibilidad de cerrar su sexenio en condiciones de aprobación del presupuesto que él decida, sin duda (gobernabilidad + presupuesto).

Sin embargo, no sólo es un triunfo electoral plagado de dudas, sino que anticipa el pleito hacia el 2024, dimensionándolo principalmente entre la población urbana vs rural, que sobretodo pondrá a prueba la capacidad de resiliencia y apertura intelectual de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, la gran perdedora de esta elección.

¿Se concentrarán solamente en las zonas de pobreza y abandono?

Es pregunta

POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ

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