Keiko Fujimori encara un panorama inmediato sombrío, luego de que el pasado jueves, en plena disputa electoral, la Fiscalía de Perú solicitó prisión preventiva contra ella, en el marco de la investigación anticorrupción de Lava Jato.
El pasado domingo se llevó a cabo la segunda vuelta electoral por la Presidencia, con resultados sumamente cerrados, aunque por momentos Keiko, abanderada del partido Fuerza Popular (derecha), parecía despuntar; al paso de los días, Pedro Castillo, de Perú Libre (Izquierda) se afianzó como virtual ganador con 50.2% de los votos.
No obstante, hasta ayer no se había declarado un ganador, debido a impugnaciones de actas. El mandatario argentino Alberto Fernández se aventuró a felicitar a Castillo, al igual que el boliviano Luis Arce, antes de esperar el pronunciamiento de la autoridad electoral. A ellos se sumaron varios expresidentes como Rafael Correa, de Ecuador; Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Evo Morales, de Bolivia. Pareciera que la izquierda está urgida de nuevos bríos.
Según las pesquisas, la hija mayor del expresidente Alberto Fujimori —cuyo gobierno esterilizó sin consentimiento a más de 270 mil mujeres— está acusada de haber lavado activos, al obtener dinero de Odebrecht, la constructora brasileña que se dedicó a repartir sobornos por toda latinoamérica, para sus campañas electorales de 2011 y 2016.
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Se pidió apresarla por violar las condiciones de su libertad vigilada, resulta que tuvo comunicaciones con uno de los testigos del proceso en su contra (Miguel Torres), es más, lo presentó como su abogado al solicitar que se anulen miles de votos a favor de su contricante.
Para Keiko, ganar las elecciones era cuestión de vida o muerte, si lograba el triunfo obtendría inmunidad, si no, se enfrenta a una pena de hasta 30 años de cárcel. Además, por el caso hay otras 30 personas coacusadas entre ellas varios familiares.
En las próximas semanas también está por decidirse si su padre es juzgado por las esterilizaciones forzadas de las que se tiene cuenta, y enfrenta otro proceso por la matanza de seis agricultores en 1992. Esta joya de familia que pretendía volver al poder enfrenta una larga lista de acusaciones, el hermano de Keiko, Kenji, es investigado por colusión y peculado como congresista.
Perú lleva varios años enfrascado en una profunda crisis política, tuvo tres presidentes en sólo cinco días en noviembre de 2020, la corrupción parece enquistada en el país andino.
No se ve una pronta salida a la polarización en Perú, y menos con las denuncias de fraude de Keiko. Mientras, reina la incertidumbre, cae la bolsa de Lima y sube el dólar hasta cotizarse en 3.9 soles. Por lo pronto, la todavía candidata está a un paso de volver a la prisión en la que estuvo recluida por 16 meses.
POR ALEJANDRA MARTÍNEZ
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