PIB

¿Y la reforma fiscal?

Esta reforma fiscal debió haberse llevado a cabo al inicio del mandato, cuando tenía más capital político y la sucesión no estaba en juego

OPINIÓN

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Jorge Andrés Castañeda / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

México es de los países que menos recauda impuestos en el mundo. Para el 2021, de acuerdo con la versión aprobada del presupuesto, los ingresos tributarios representarán el 14.1% del PIB, no solo la cifra más baja de la OCDE, sino mucho más baja que otros países de ingreso medio como Brasil, Chile o Colombia.

A México, desde hace décadas, le urge llevar a cabo una reforma fiscal que le permita al Estado simplemente poder cumplir con sus obligaciones mínimos y hacer frente al problema de pensiones en el mediano plazo. Esto implicaría llevar los ingresos tributarios como mínimo a un 20% del PIB. Pero para tener un estado de bienestar, más allá de agregar “bienestar” a los nombres, que incluya un sistema de salud universal funcional, pensiones, guarderías y seguro de desempleo entre otros, el Estado necesita recaudar cerca de 30 puntos del PIB.

El gobierno decidió esperar a la segunda mitad de su sexenio para llevar a cabo esta reforma fiscal lo dijo desde el inicio y en abril, el exsecretario de Hacienda anunció que pasadas las elecciones plantearía una reforma fiscal para evitar que la discusión “se politizara”.

Sin embargo, hoy, con el nuevo Congreso esto se antoja muy difícil. Para lograrla, el gobierno solo necesitaría 251 votos en la Cámara de Diputados ya que se puede lograr con cambios a la Ley de Ingresos, la Miscelánea Fiscal y la Ley del Impuesto Sobre la Renta. Pero para llegar a esos votos el gobierno necesita al Verde. Aunque con dinero baila el perro, la supuesta “ideología” cuasi-libertaria del verde, y sobre todo, los intereses que representa este partido, es muy poco probable que apoyen la creación de nuevos impuestos o un aumento de las tasas impositivas.

Por si fuera poco, cualquier reforma fiscal por diseño afectaría sobre todo a las clases medias urbanas. Los resultados del domingo, aunque buenos en muchos sentidos para el gobierno, muestran el desgaste de este en este segmento. Con la mira en el 2024, y el baile de la sucesión a todo lo que da, probablemente sería un error para el gobierno enajenar aún más a este segmento y darle armas a la oposición, que sin duda, lo utilizará en contra del gobierno.

El martes el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, afirmó que no aumentarán impuestos y que a través de mejoras administrativas esperan aumentar los ingresos tributarios al 15% del PIB, muy lejos de lo que México necesita. A ver que opina el nuevo secretario de Hacienda.

Parece que una vez más las necesidades económicas quedarán subordinadas a las consideraciones políticas del momento. Las buenas políticas públicas suelen tener costos políticos y este es un ejemplo perfecto. Lo que el país necesita es una reforma fiscal, le urge, pero hacerla implica un costo político que este gobierno no está dispuesto a pagar. Esta reforma fiscal debió haberse llevado a cabo al inicio del mandato, cuando tenía más capital político y la sucesión no estaba en juego. La progresía de las redes haría bien en reclamar esto en vez de recriminar a los electores por la decisión de su voto.

POR JORGE ANDRÉS CASTAÑEDA
COLABORADOR
@JORGEACAS

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