ASÍ LO VEO YO

¿El fin de la era Netanyahu?

El Presidente de Israel encomendó al jefe de la oposición tratar de formar coalición de gobierno

OPINIÓN

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Jana Beris / Así lo veo yo / Opinión El Heraldo de México

El miércoles por la tarde, el presidente de Israel, Reuven Rivlin, recibió en su residencia oficial, Beit HaNasí, al jefe del partido Yesh Atid  Yair Lapid, quien encabeza la oposición, y le encomendó la misión de intentar formar gobierno. La medianoche antes, el primer ministro Benjamin Netanyahu había notificado a Rivlin que no había logrado formar coalición en los 28 días que había tenido a su disposición, de acuerdo con lo determinado por la ley, por lo cual le devolvía el mandato.

Rivlin llevó a cabo una nueva ronda de consultas con representantes de los partidos electos a la Kneset, en los comicios del 23 de marzo. De ello resultó que 56 diputados recomendaron que el encargo de intentar formar coalición sea dado a Lapid. La única alternativa eran las 7 recomendaciones a Naftali Bennett, jefe del partido Yemina, de sus propios parlamentarios.

Por ley, no se podía volver a recomendar a Netanyahu, porque en el reciente intento, fracasó y no pudo formar coalición. 

Si bien Lapid no tiene la mitad más uno de la Kneset, Parlamento de Israel –61 de los 120 escaños– al tener el número mayoritario de recomendaciones, recibió la misión de manos del Presidente. Esto ya es histórico. Fue la primera vez, desde que entró a la política israelí, que consiguió llegar a esta altura. Si logra avanzar más aún, se sabrá en no más de 28 días, el lapso determinado por la ley para que intente formar un gobierno que cuente con el apoyo mayoritario de los legisladores.

Aunque Netanyahu intenta, desde hace semanas, fijar en la ciudadanía la idea de que el pueblo lo quería a él de primer ministro, el hecho es que el así llamado bloque de cambio, encabezado por el jefe de la oposición Yair Lapid, obtuvo en las elecciones más escaños que el bloque favorable a Netanyahu.

Sin embargo, dada la heterogeneidad del primero, no está claro tampoco ahora que puedan formar gobierno. Es que este bloque que quiere sacar a Netanyahu del poder está compuesto por partidos de izquierda, un partido árabe secular, otro partido árabe islamista, dos partidos de centro y dos de derecha, lo cual complica cualquier combinación. A ello se agrega un elemento clave: el ya mencionado partido Yemina de Benett, quien podría convertirse en primer ministro por un acuerdo de unidad y rotación con Lapid. Al parecer, si en ese acuerdo se pacta realmente que Bennett sea el primero en la rotación, se convertiría en primer ministro aunque haya obtenido solamente 7 escaños en las elecciones.  Aunque parezca extraño, el sistema político israelí lo permite, ya que lo que cuenta es que se consiga formar coalición.

La figura de Bennett es central aquí, dado que lo precisan para formar gobierno.  

La preferencia que él siempre tuvo, fue un gobierno de derecha, pero evidentemente, sus desavenencias con Netanyahu, pueden superar la ideología. Además, probablemente Bennett sienta que el público que él consideraba su base central, no le dio el apoyo debido. Ahora, quizás su sueño de liderazgo pueda pasar sólo por el bloque alternativo.

“Si no se logra el gobierno de derecha, hay que formar un gobierno de unidad de emergencia”, declaró Bennett ayer. La “emergencia”–solucionar los problemas económicos derivados de la pandemia– podría ser el arma con el que intente explicar por qué viola su promesa electoral de no aliarse con Lapid.

Un gobierno alternativo al actuar, sin Netanyahu al frente, de formarse, sería uno de los más variados –si no el más– en la historia de Israel. La sensación ya ahora es que podría cambiar parte del relacionamiento político con los partidos árabes, pero también podría ocurrir que sólo apoyen “desde afuera”.

Y lo principal, equivaldría probablemente al fin de la era Netanyahu, que gobierna ininterrumpidamente desde el 2009.

Si Lapid, en pocas semanas, fracasa, cabe suponer que lo más seguro serán nuevas elecciones.

Pero ahora, ya está claro que el miércoles fue un día histórico. 

Para el Presidente Rivlin, fue la séptima vez que encargó a uno de los diputados la formación del gobierno, lo cual refleja la inestabilidad política de los últimos años. Para Lapid, es la primera oportunidad.

POR JANA BERIS
PERIODISTA

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