En plena tragedia, se afilan cuchillos para la guerra que viene. Es una batalla intestina, en la entraña del gobierno del presidente López Obrador, que amenaza varias carreras políticas y pone en riesgo no pocos cálculos electorales. La guerra que se avecina no tiene como origen el colapso de un tramo elevado de la Línea 12 del Metro que dejó un saldo fatal de 24 personas fallecidas, pero sí como punto de quiebre. Es una pelea orillada y provocada por la tragedia, una que pareció largamente anunciarse.
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El colapso de una trabe en la Línea 12, la noche del pasado lunes ha desbordado los ánimos y visibilizado la batalla por 2024 entre los dos aspirantes más visibles, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.
Vendrá la investigación, el deslinde de responsabilidades y los tramos de culpa, pero en el camino, aparecerán los costos políticos. ¿Quién cargará con la tragedia? ¿Quién es el responsable de las muertes? ¿Quién asume el costo de los decesos? ¿Qué falló? ¿Quién falló? ¿Un gobierno que inauguró una obra hace casi 10 años? ¿O uno que debía garantizar la seguridad de la misma?
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Tiene que haber responsables, pero no se pueden fabricar. La investigación tiene que ser tan pulcra, transparente y rápida, que no deje lugar a dudas. Lo peor que podría ocurrir es que la indagatoria sobre la tragedia en el Metro levantara más preguntas de las que resuelva.
La Línea 12 hace rato está en pie, las supuestas fallas por las que estuvo cerrada, nada tendrían que ver con lo del lunes. Ni los rieles, ni los durmientes, ni los vagones. Tampoco los costos. El colapso fue en la estructura.
Las advertencias ciudadanas sobre posibles riesgos, derivaron del sismo de 2017. Días después del temblor, vecinos del lugar alertaron que la infraestructura podría colapsar, debido a la aparición de grietas y el desprendimiento de algunas partes de la construcción. ¿Alguien los escuchó?
El entonces director del Metro y hoy diputado local del PRD, Jorge Gaviño, asegura que se hicieron revisiones y trabajos de reforzamiento entre las estaciones Olivos y Nopalera en enero de 2018. ¿Fue suficiente? Parece que no.
Durante el sismo, era otra la administración capitalina, la de Miguel Mancera. Ni Ebrard, ni Sheinbaum gobernaban. Pero inevitablemente ambos chocarán.
¿Qué se hizo posterior al temblor para garantizar la seguridad a los vecinos que alzaron la voz? ¿Quién revisó en aquel momento? ¿De quién era responsabilidad hacerlo? ¿Quién recibió por parte del actual gobierno de la CDMX y no vio riesgos para que la Línea 12 siguiera funcionando con normalidad? ¿Cuándo se llevó a cabo la última supervisión estructural? ¿Quién y cuándo dio el último aval de que el tramo que se derrumbó era seguro?
24 familias que perdieron a un ser querido en el desplome esperan respuestas, y las esperan rápido. Y, desde luego, merecen justicia.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN
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