COLUMNA INVITADA

México y Polonia: resistencia y resurrección

El gran homenaje a Elena Poniatowska, realizado en Varsovia hace unos días, para celebrar su gran trayectoria, reveló, una vez más, la gran cercanía que hay entre México y Polonia

OPINIÓN

·
Alejandro Negrín / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El gran homenaje a Elena Poniatowska, realizado en Varsovia hace unos días, para celebrar su gran trayectoria, reveló, una vez más, la gran cercanía que hay entre México y Polonia. A pesar de la distancia geográfica, esa nación del este europeo, a orillas del mar Báltico y con fronteras con seis países (Alemania y Rusia, entre otros), está destinada a ser el gran socio de México en la región de Europa Central

No se trata solo de razones económicas, aunque estas pesan. Con 40 millones de habitantes, Polonia es la economía número 23 del mundo y la economía de la Unión Europea que más ha crecido en los últimos 20 años, a un promedio anual de más de 4% del PIB (con una caída de -3% el año pasado).

El comercio entre México y Polonia, así como las inversiones recíprocas y el flujo de turistas polacos a nuestro país, han crecido exponencialmente en los últimos años. Hoy somos el socio más importante para Polonia en América Latina. Y el potencial de la relación económica bilateral es enorme.  

Actualmente México es, entre las naciones latinoamericanas, el país con más estudiantes en la Universidad de Varsovia, la más importante de Polonia, en buena parte debido a la política global de la UNAM, nuestra máxima casa de estudios. Podemos hablar hoy de un verdadero redescubrimiento entre México y Polonia en la última década

Ese redescubrimiento se funda en las afinidades concretas y las raíces históricas de la relación entre ambos países. En su discurso en el homenaje digital desde Varsovia, Poniatowska (por cierto, descendiente del último rey de Polonia) recordaba que, en uno de los episodios más luminosos de nuestra política exterior, México recibió a cerca de 2 mil polacos en 1943, conocidos como los niños de Santa Rosa.

También recordó a decenas de polacos que han vivido y efectuado contribuciones en México. Ryszard Kapuszcinski, extraordinario periodista, fue corresponsal en México por siete años y aquí escribió su Guerra del futbol. Víctor Górka, gran maestro del cartel polaco y autor –entre otros miles– del legendario póster que viajó por todo el mundo con la película Cabaret, fue creador y director de la escuela de diseño de la Universidad Veracruzana. 

Pero hay otra raíz compleja y profunda: México y Polonia son naciones católicas de larga data. Es imposible olvidar las cinco visitas a nuestro país de Juan Pablo II, el llamado Papa mexicano. Hace unos años, el que fuera su secretario privado durante su papado, el cardenal Jan Dziwisz, me dijo que, solo gracias a la visita del papa a México en 1979, el gobierno comunista de Polonia decidió aceptar una visita similar de Juan Pablo II (en el mismo año), que fue histórica y marcó el inicio del gran cambio en ese país una década más tarde. 

Además, México y Polonia coinciden también en un profundo sentido de identidad. Sergio Pitol –quien vivió en Polonia seis años y sigue siendo el gran traductor de la literatura polaca al español– dijo siempre que admiraba a Polonia por su capacidad de resistencia y de resurrección, porque desapareció por más de 100 años devorada por los grandes imperios europeos (entre 1795-1918) y, más tarde, fue invadida por los ejércitos nazi y soviético en 1939. Decía Pitol que Polonia supo levantarse de sus cenizas y, por ello, vemos con asombro y admiración la nación próspera y de futuro que es hoy.

La pandemia del coronavirus ha sido una tragedia universal y parece cercana la hora de las lecciones aprendidas. Se espera que la economía mexicana crezca hasta el 6% y la de Polonia lo haga en más del 4% este 2021. Seguramente, una de las lecciones de la pandemia es que la recuperación económica de México va a descansar, en buena medida, en sus relaciones con otros países, es decir en el impulso al comercio, a las inversiones, al turismo y a la cooperación tecnológica y académica con socios que representan un enorme potencial, como lo es Polonia.  

ALEJANDRO NEGRÍN

EMBAJADOR DE MÉXICO EN POLONIA

MAAZ