COLUMNA INVITADA

4˚ Transformación: restauración acotada

Se trata de una restauración de parte del antiguo régimen, lo que implica realizar reformas políticas y constitucionales, que le den vigor al Estado nacional

OPINIÓN

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Alfredo Ríos Camarena / Columna Invitada / Opinión: El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La definición de los objetivos de la llamada “Cuarta Transformación” cada día aparece más nítidamente en la agenda nacional. En efecto, se pretende retomar principios paradigmáticos que se expresaron, se fomentaron, se difundieron y, en parte, se realizaron, durante el proceso Post-Revolucionario que podríamos situar entre Lázaro Cárdenas y Luis Echeverria; estos principios tienen que ver con el carácter del Estado, con su estructura política y la teoría económica, y se puede resumir en un conjunto de principios sociales que integran —lo que algunos denominan— la Ideología de la Revolución Mexicana.

Así pues, no se trata de una nueva transformación, sino propiamente de una restauración de parte del antiguo régimen, lo que implica realizar reformas políticas y constitucionales, que le den nuevo vigor al Estado nacional y a los fines distributivos del mismo.

Para ello, la estrategia del gobierno actual ha sido la confrontación para concitar al pueblo a supuestas reivindicaciones que se integren en un partido político hegemónico, en el mismo esquema que se manejó México bajo la conducción del PNR, del PRM y del PRI.

La agenda del gobierno en obra pública es limitada y se constriñe: al Aeropuerto Felipe Ángeles, la construcción del Tren Maya; el Proyecto Integrador del Istmo de Tehuantepec, la construcción de las instalaciones del Banco del Bienestar; la creación de la Refinería en Dos Bocas y, a la terminación de la obra del Tren de Toluca, iniciado en el gobierno anterior. Estas son las metas generales, muy limitadas,  en materia de infraestructura.

Por otra parte, se pretende reconstruir la administración pública, suprimiendo de ésta toda una serie de instituciones denominadas Organismos Constitucionales Autónomos (OCAs), para ello, se ha abierto un frente jurídico, político y electoral que implica –e implicará— modificaciones constitucionales y, en esa lógica, sólo se podrá lograr, a plenitud, en la medida que el partido del gobierno tenga los números suficientes para realizar las reformas.

En cuanto a la macroeconomía, se mantienen los equilibrios que realizan instituciones como el Banco de México y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y se apoya el desarrollo de las grandes empresas trasnacionales a través de la aplicación de los Tratados de Comercio; todo este esquema apoyado en una política de entrega directa de dinero a través de los programas sociales. Al parecer estos son los principales ingredientes de lo que llaman la “Cuarta Transformación” y, para lograrlo, hay un enfrentamiento permanente entre Poderes, que se van a reflejar en la política electoral. Por eso, para Morena es imprescindible ganar la mayoría de curules en la integración de la próxima legislatura.

Lo que probablemente se logre –dada la apatía y el poco entusiasmo que ha despertado la próxima elección, que además de ser intermedia, está cubierta por el sudario negro de la pandemia— es que los próximos años que le faltan al gobierno del Presidente López Obrador, se realicen dentro de una permanente convulsión interna que, si bien es cierto, puede mantener el interés de una parte de la población, no le permitirá alcanzar los valores más importantes que espera el pueblo de México, como son: una mejor distribución de la riqueza, una democracia más acabada y una seguridad que estamos muy lejos de alcanzar.

La conclusión es que al final del sexenio es probable –lamentablemente— que aumente el número de pobres y que el crecimiento del país sea limitado; pues, en este conflicto permanente, la iniciativa privada y el capital permanecerán como hasta hoy, timoratos y escurridizos, pero en el fondo con un gran temor de invertir en un gobierno en el que no creen ni confían.

Muchos de los objetivos son correctos y sustentados en el desarrollo histórico, sin embargo, la estrategia del choque permanente y de la confrontación impedirá lamentablemente que el país tenga una mejor distribución de la riqueza y una paz interna. El método esta equivocado.

POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM

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