Que las campañas iban a ser aburridísimas, pronosticaron. Que chale con el plomo de la publicidad oficial. Y bueno, sí. Está de hueva. Sin embargo, este proceso ha servido también para recordarnos que somos un pueblo llenos de virtudes escénicas: lo mismo barremos con la pista, que cantamos una canción súper cascabelera…
Es difícil saber a quién se debe esta tendencia. Me inclino por Layda Sansores, que se probó en la Álvaro Obregón antes de llenar de fuego y ritmo al hermoso Campeche. ¿Qué está a punto de perder la elección, hasta hace poco dominada por la 4T, a golpes de cadera, con ese ritmo ahíto de furor tropical? Pues sí. Pero indiferente no deja a nadie. Además, hay otras formas de perder una elección. Miren a Alfonso Durazo, que ha optado por un modelo de comunicación como de muñeco de ventrílocuo en sobredosis de Rivotril, y ha perdido decenas de puntos de ventaja. ¡Ah, el pueblo, ese crítico exigente e impredecible!
Le siguió de cerquita Ricardo Anaya, que decidió convertirse en una especie de versión mormona de Pepe el Toro, entre subidas al transporte público, tacos y diatribas anti caguama. Pero si alguien logra opacar a Layda es Samu García, de Movimiento Ciudadano, con unos videos llenos de humor y sencillez popular, muy del gusto de hoy, posibles gracias a su desenfado norteño y a que entendió que no es tan bueno aparecer a cuadro con una costilla llena de salsa bbq.
De momento, encabeza las preferencias en Nuevo León. A Clara Luz, ya en tercer lugar, solo puedo darle un consejo: ¿no tiene por ahí, candidata, uno de esos videos de NXIVM con bailables a mayor gloria de Raniere?
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Añadiría esa coreografía, con bota norteña y todo, de unos panistas que lograron ser menos expresivos que mi Poncho, lo que ya es meritorio pero sobre todo congruente: la campaña panista entera, en todos los ámbitos, es así, como de sobredosis de Rivo. Es importante mandar un mensaje homogéneo.
Lo que me lleva a hacerle una sugerencia al titular del Ejecutivo. Señor presidente: ya que hoy lo que rifa es el espectáculo onda cantina en viernes de quincena convertido en estrategia de comunicación, es momento de llevar más lejos las posibilidades histriónicas de su gente. No sé: una rola de doña Beatriz interpretada a coro por los diputados, o una coreografía de “Macarena” con Mario Delgado a la cabeza.
Lo que sí me parece que debe terminar es eso de que los candidatos hagan de strippers, como hizo alguno de la agrupación que usted encabeza, sin camisa, pantalón embarrado en plan body paint. Porque alguien en Twitter calificó a ese prohombre de “sudadito y chichón”. Y aunque sabemos que ya no se permite burlarse de nadie por su físico, la verdad es que tampoco hay necesidad de ver esas cosas. Porque créanme: las veríamos muchísimo. Es algo que comparten todos los partidos.
POR JULIO PATÁN
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