COLUMNA INVITADA

La corrupción de la democracia

¿Que decir de la política partidista? Alejada cada día más de los intereses del bien común, se fue denigrando cada día más hasta voltear a mirarlos propios intereses y, si acaso, los de su partido

OPINIÓN

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Paz Fernández Cueto/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

¿Estamos conscientes de hasta que grado nos precipitaremos al barranco si es que no salimos solidariamente a votar este próximo 6 de junio? Lo peor de todo es que, el estrepitoso derrumbe, se hará a nombre de la democracia, la misma democracia corrupta sobre la que se han construido las tirarías del siglo XX y principios del XXI, como sucedió en Cuba y recientemente en Venezuela. ¿Por que se corrompen las democracias?

Quizá nosotros mismos contribuimos a pavimentar el camino de la tiranía que ha instaurado López Obrador después de su elección democrática del 2018.Empresarios, políticos, profesionistas y sociedad la civil en general, centrados en intereses económicos individualistas sin pensar en sus semejantes, en medio de un ambiente de indiferencia, dieron por resultado el mejor caldo de cultivo que fomentó la desigualdad, el descontento y los resentimientos sociales mismos que,democráticamente,concedieron el triunfo a López Obrador ante el hartazgo del pueblo manifestado en el voto de castigo.

¿Que decir de la política partidista? Alejada cada día más de los intereses del bien común, se fue denigrando cada día más hasta voltear a mirarlos propios intereses y, si acaso, los de su partido. La gota que derramó el vaso fue la corrupción galopante que privó en el sexenio pasado de Peña Nieto,culminando con la entrega del país al enemigo, en charola de plata,a cambio de inmunidad por los delitos cometidos.

Una vez en el poder, ¿dónde quedaron las promesas mesiánicas de López Obrador, sus deseos de justicia y de paz social? ¿Dónde el compromiso de reconciliar al país, de cerrar brechas y acoger a todos por igual? El lobo encerrado hipócritamente en piel de oveja no tardó en enseñar sus dientes envueltos en el resentimiento que lo envenena, sin disimular siquiera la intención oculta de sus seguidores, ávidos de privilegios y riquezas. Lejos de luchar contra la corrupción que tan severamente denunciaba, el presidente la justifica y absuelve cuando está el servicio de su proyecto totalitario de nación. Ciertamente el poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente.

En su afán de desintegrar a la sociedad para quitarle toda fuerza, el despotismo que Amlo despliega en sus mañaneras, se encarga de confrontar maniqueamente a buenos y malos, justos e injustos, socialistas y neoliberales, ricos y pobres,trabajadores y empresarios, quitando a los mexicanos la pasión de pertenecer a una patria común, la obligación mutua de sacar adelante al país y de actuar conjuntamente apoyándonos los unos en los otros. El despotismo de Amlo al despertar odios y rencores favorece al individualismo egoísta, y el individualismo egoísta refuerza al gobierno tiránico.

Afortunadamente el despotismo disfrazado de democracia no es irreversible, éste cae por su propiop eso cuando una sociedad sana ya no lo favorece, cuando la exagerada centralización del poder político acaba por irritar al mismo pueblo, cuando la mentira y el engaño se hacen evidentes ante las necesidades no satisfechas del pueblo. Esto sucede siempre y cuando la sociedad civil defienda los espacios donde pueda explayarse en libertad. Cuando un gobierno totalitario se apodera de estos espacios, es muy difícil deshacerse del tirano para quien, haberse adueñado del país y de sus recursos, resulta ser el negocio más redituable, como sucede actualmente en Cuba después de tantos años y, desgraciadamente, también en Venezuela.

Es en la comunidad donde reside la fuerza de los hombres libres. La verdadera defensa de la democracia está sobre todo en la estructura social que, afortunadamente,en nuestro país está demostrando tener agallas para salir del aislamiento egoísta y de la pasividad que entregó el país, por vía democrática, en manos de la tiranía de unos cuantos. Para esto hay que fomentarlas sociedades independientes sean políticas, civiles, deportivas, artísticas, culturales, informativas etc.., son el cuerpo intermedio que debemos defender a toda costa para garantizar la libertad. Así mismo exigir absoluta respeto a las instituciones autónomas como el INE, que han costado tanto construir en nuestro país.No en vano han sido tan atacadas injustamente por el presidente estos últimos días;representan una amenaza a su proyecto totalitario por ser garantía de libertad e independencia.

Salir a votar este 6 de junio por un partido que sabemos no es perfecto, pero que pueda garantizar el equilibrio y contrarrestar la tiranía de Morena es un acto de justicia y una obligación por nuestras familias, por México.

POR PAZ FERNÁNDEZ CUETO
PAZ@FERNANDEZCUETO.COM

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