El enfrentamiento bélico de China y Rusia con Estados Unidos y sus aliados es una posibilidad muy preocupante. Es un conflicto entre autoritarismos y democracias.
China y Rusia están interesados en modificar el orden global, resistiéndose a rendir cuentas en derechos humanos e interviniendo en asuntos internos de sus rivales. Donald Trump debilitaba alianzas, pero Joe Biden las refuerza.
Beijing mantiene su mayor fortaleza en su gran participación en la economía global, mientras que Rusia la tiene en su poderío militar.
Estados Unidos busca mover cadenas de valor fuera de China, lo que las empresas se rehúsan a realizar en gran escala por cuestiones económicas, a pesar de la pandemia. China y Rusia apoyan a gobiernos autoritarios, y qué mejor si están en contra de EU como Venezuela, Nicaragua y Cuba.
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La 4T busca debilitar la democracia en México. A Trump no le importaba lo que sucedía en México, a cambio de mantener a raya a la migración centroamericana.
La agenda de Biden con México es mucho más compleja pues, además de migración y comercio, implica rubros en los que la 4T reprueba como medio ambiente, democracia, derechos humanos y seguridad.
Aunque hoy la migración es prioritaria, vendrá un deterioro en la paciencia de Estados Unidos, en particular, si se tiene un acercamiento mayor con Rusia y China.
México apuesta en la recuperación americana para lograr la suya mediante las exportaciones y la llegada masiva de remesas, pero coquetear con Rusia y China podría resultar contraproducente. La invitación al presidente Vladimir Putin para sumarse a los festejos de la independencia es una afrenta contra el mundo
democrático.
México hace bien en apostar por el desarrollo de Centroamérica y del sur del país con apoyo de Estados Unidos, y debería atraer toda la inversión posible, inclusive de China, para fomentar el crecimiento aprovechando la coyuntura global y el T-MEC, algo que dista de lograrse.
La era postneoliberal no debe significar un retroceso a mitad del siglo pasado con una economía cerrada, lo que los acuerdos comerciales existentes impiden, pues mantienen una apertura comercial más incluyente protegiendo de manera más efectiva los derechos laborales y el medio ambiente.
México debe aprovechar a cabalidad el acuerdo del T-MEC, pero antes debe cumplir con sus obligaciones incluyendo en inversión extranjera.
El lastre ideológico contra el capital privado de una izquierda radical incrustada en el gobierno de AMLO le impide aprovechar la coyuntura global en favor de México.
Coquetear con dictaduras latinoamericanas y las potencias que las apoyan, además de espantar la inversión y el crecimiento, pueden llevar a un conflicto cada vez más abierto con Estados Unidos. ¿Eso busca la 4T?
POR GERARDO TRASLOSHEROS
*JENKINS GRADUATE SCHOOL Y PECC MÉXICO
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