COLUMNA INVITADA

¿Con quién competimos como país para atraer inversiones?

DESDE LA PERSPECTIVA DE LAS EMPRESAS MANUFACTURERAS, LA DECISIÓN DE DÓNDE INVERTIR es entre México y el sur de EU

OPINIÓN

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Jorge Andrés Castañeda / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En todas las clasificaciones internacionales somos parte del grupo de países emergentes con ingresos medio- alto. Sería natural pensar que México competiría por atraer inversiones con países similares de este grupo. Pero la realidad es que nuestra competencia está mucho más cerca de casa. Desde la perspectiva de las empresas manufactureras que buscan servir al mercado norteamericano –el más grande del mundo hoy y por muchos años – la decisión de dónde invertir es entre México y el sur de Estados Unidos. En los cuartos de consejo y en los comités de inversiones, la decisión no es entre México y Vietnam o Brasil, sino entre México y Alabama, Luisiana, o incluso Texas.

Desde los años ochenta, y de forma acelerada a partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, nuestra “ventaja comparativa” han sido los costos laborales, es decir pagar a los obreros sueldos bajos. Hemos sido relativamente exitosos en este sentido. Algunas empresas se instalaron, o pusieron parte de sus actividades, en lugares como Guanajuato, Nuevo León o Aguascalientes; y bastantes más en el sur de Estados Unidos, sobre todo para las actividades de mayor complejidad y valor agregado. Sí, logramos ser el séptimo productor de vehículos a nivel mundial, pero a costa de pagar salarios miserables comparados a los de nuestros competidores.

La famosa convergencia de salarios que el TLC prometía nunca se dio en gran medida porque la política laboral mexicana impedía a los trabajadores mexicanos organizarse de forma efectiva para exigir mejores salarios.

Pero este modelo se está por acabar. El TMEC obligó a México a realizar una reforma laboral en 2019 y creó los mecanismos en EE. UU. para hacer cumplir las disposiciones laborales ahí incluidas. Solo esta semana, la AFL-CIO y un sindicato mexicano denunciaron a Tridonex, una empresa americana de autopartes en Matamoros, por despedir a trabajadores que buscaban afiliarse a un sindicato independiente. Ayer, el gobierno de Biden pidió al gobierno mexicano que revisara si se habían violado derechos laborales en la planta de General Motors en Silao. Estas son solo muestras del nuevo poder que tiene el sector obrero en México, lo que inevitablemente llevará a un alza en los salarios. Esto es, sin duda alguna, una gran noticia en sí misma para los obreros mexicanos.

Sin embargo, la competencia con el sur de EE. UU. no va a desaparecer. Nuestros competidores seguirán dando incentivos fiscales, regalando terrenos, invirtiendo en escuelas, hospitales e infraestructura para atraer las inversiones, seguirán teniendo acceso a energía barata y están en lugares donde no hay masacres a diario. Sobra decir que, en estos lugares, a pesar de muchos desafíos, no cambian las reglas del juego cada seis años. ¿Ahora cómo vamos a competir nosotros ahora? Ojalá que en la Secretaría de Economía, más allá de buenas intenciones, tengan una estrategia.

Por JORGE ANDRÉS CASTAÑEDA
COLABORADOR
@JORGEACAS

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