Es muy probable que la percepción negativa que algunas pocas personas todavía guardan de la industria refresquera nacional termine por diluirse en esta época postpandemia.
A estas alturas del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ya quedó claro, por ejemplo, que no eran las empresas globales de alimentos las responsables de la obesidad y el sobrepeso de la población, porque el famoso etiquetado de advertencia nutricional sí se implantó como impuso la Secretaría de Salud en 2019, pero no existen reportes de reducción de peso que validen que esa era la estrategia óptima.
Y así como ocurrió con el etiquetado frontal en alimentos y bebidas industrializadas, así también pasará con otros temas. Uno de ellos es que los procesos de industrialización son los que dañan mayoritariamente al medio ambiente, y que las empresas globales son responsables de ello.
Es otra mentira. De hecho, las compañías mundiales se están sumando cada día, de forma masiva, a los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU.
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Un ejemplo lo dio el martes Arca Continental, una de las embotelladoras de Coca-Cola más grandes del mundo. Se trata de la
empresa que preside Jorge Humberto Santos y dirige Arturo Gutiérrez. Emitió un bono sustentable en el mercado de valores por $4,650 millones.
Este dinero será invertido en proyectos que permitan una transición hacia una producción con baja emisión de CO2. La firma se embarcará en mitigar emisiones; proteger ecosistemas y cuerpos de agua que les rodean; acelerar reciclajes y reducir residuos.
La huella de Arca Continental es gigante: impacta desde Argentina hasta México, incluyendo a Perú, Ecuador y Estados Unidos. Su mercado es de 123 millones de personas. Los bonos verdes deben cumplir con ciertos criterios establecidos por la International Capital Market Association, como validar el uso de los recursos; establecer ciertos procesos en la selección de los proyectos; sofisticar la gestión del dinero; e informar periódicamente.
Pero no sólo las empresas emiten estos bonos. El gobierno de México colocó uno de € 750 millones, hace ocho meses, siendo el primero en su tipo por parte de un gobierno soberano. Aquel bono tuvo una demanda seis veces mayor a lo emitido, demostrando el apetito por la emisión.
Estos bonos crecieron explosivamente en 2020. Todo tipo de empresas y gobiernos levantaron alrededor de Dlls. $ 490 mil
millones el año pasado en este tipo de instrumentos financieros. Podría decirse que a partir de 2020, los mercados se volvieron
verdes. Por eso todos los días observamos estas emisiones de empresas globales. Y ya no hay vuelta atrás.
MONTERREY
Empresarios de Monterrey están furiosos por el entrometimiento del Presidente en la elección para gobernador de Nuevo León. Y no piensan permanecer de brazos cruzados.
POR CARLOS MOTA
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