FUERA DE TONO

El irresponsable apelo a un presunto “fascismo”

Las expresiones de ciertos intelectuales introducen, con sus palabras, un dardo envenenado en el debate público

OPINIÓN

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Hernán Gómez Bruera / Fuera de Tono / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Mucho se ha dicho que el presidente polariza con sus palabras, que exagera en los términos que emplea. Ante esa postura, es lógico que se deriven reacciones opuestas de los actores políticos, con la misma intensidad, pero en sentido contrario.

Menos comprensible resulta que los analistas caigan en la misma suerte de juego maniqueo que nubla el entendimiento de la realidad. Un ejemplo de ello es la forma en que recientemente algunos intelectuales públicos han recurrido al término “fascista” para definir a la 4T. 

Tristemente, dos de ellos –Mauricio Merino y Jacobo Dayan—son analistas serios y comprometidos con sus causas, a quienes tengo por amigos. Pienso, sin embargo, que se hacen un daño a sí mismos y al país al renunciar a pensar, al sumarse a la lógica de figuras de menor estatura dadas a calificar a partir de sentencias fáciles. 

En dos columnas recientes, Merino y Dayan deslizan el tema del fascismo, aunque esconden la mano momento de lanzar la piedra. Merino, por ejemplo, se preguntaba ayer “¿ante qué estamos?”, y luego habla de un régimen “proclive al fascismo” (https://bit.ly/3ezq3dz). Dayan lo pone con signos de interrogación: “¿Será fascismo?” (https://bit.ly/3aBUuij).

Es cierto que la actitud de este gobierno frente a la ley y la Constitución es una fuente de preocupación y lo de Zaldívar ha cruzado una línea. Pero vaticinar el totalitarismo, el fascismo, o incluso el nazismo (como lo hizo también Muñoz Ledo en Tribuna) representa un enorme extravío.  

La propia Nadia Urbinati, como recordaba ayer Blanca Heredia en El Octágono, resalta tres rasgos principales del fascismo: la xenofobia supremacista, la glorificación de la violencia y el rechazo a la democracia electoral. Ni por asomo esos rasgos están presentes en la 4T. 

Pero la preocupación frente a expresiones como las de Merino y Dayan van mucho más allá de lo conceptual. El problema es que uno y otro introducen con sus irresponsables palabras un dardo envenenado en el debate público. Porque apelar al fascismo es una forma extrema de polarizar, casualmente lo mismo de lo que suelen acusar a AMLO. 

No hay peor calificativo en que llamar a alguien nazi o fascista. Frente a posturas políticas semejantes no cabe diálogo posible. Porque si, en efecto, se estuviese consolidando una alternativa de este tipo, cualquier cosa sería justificable para detenerlo, incluida la autodefensa armada. 

Como señala mi colega Violeta Vázquez, comparar a la 4T con regímenes de exterminio, de historias dolorosísimas, de muerte masiva, persecución y exilio es pretender infundir miedo entre la población. Es banalizar las peores experiencias de la humanidad. 

Paren por favor. El debate público no merece degradarse a ese extremo. Ustedes tampoco.

POR HERNÁN GÓMEZ BRUERA
HERNANFGB@GMAIL.COM
@HERNANGOMEZB

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