MIRANDO AL OTRO LADO

¿Vamos a un Estado de excepción?

Los mexicanos nos estamos asomando al mismo abismo que veían los estadounidenses cuando Trump les mostró la delgada línea que existe entre la democracia y la autocracia

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al otro lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los mexicanos nos estamos asomando al mismo abismo que veían los estadounidenses cuando Trump les mostró la delgada línea que existe entre la democracia y la autocracia. Literalmente se había creado la idea de que Trump intentaría crear las condiciones para un golpe de Estado en ese país si Biden fuera reconocido como Presidente. Incluso, sugirió, con cambios en la Secretaría de la Defensa para tener a leales en los puestos claves, que podría intentar imponerse con el apoyo de las fuerzas armadas, o una parte importante de ellas.

Esto sucedió hace escasos cuatro meses. Pero parece que el Presidente mexicano, que también añora perpetuarse en el poder, aprendió de los errores de Trump. Centralmente, AMLO aprendió que para crear las condiciones de su propia continuidad en el poder, se debe tejer los instrumentos institucionales que permiten apoderarse de las funciones del Estado ANTES de las elecciones intermedias.

El mensaje parece ser: “no hay tiempo que perder, crea las condiciones para la continuidad desde ahora, no después”. Tener al Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación bajo su control, junto con un Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Nación chantajeado, controlado y sumiso, es un adelanto fundamental para ganar la batalla jurídica de la reelección presidencial, ya sea por “continuidad” o por reelección. Con la resolución sobre la “continuidad” de Zaldívar como Presidente de la SCJN que el Congreso con mayoría morenista levantadedos da por válida la tesis para “asegurar el avance y la consolidación del proyecto transformador de la 4T”, la puerta queda abierta para intentar lo mismo con el Presidente López Obrador.

Claro, la situación política no será la misma cuando Morena ya no tenga la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Pero no miremos tan lejos. Este cambio en la legislación sobre el periodo del Presidente de la SCJN también será relevante en las elecciones de junio. Si Morena pierde las elecciones y resulta que la oposición ocupa la mayoría de curules en la próxima Legislatura, situación que es perfectamente posible, Morena y Presidencia reclamarán fraude electoral y buscarán anular los resultados. Acuérdense: reclamar fraude electoral es la especialidad de la casa.

En ese caso pudiera servir la causa de la declaratoria de un Estado de excepción en México ante una “elecciones desaseadas” que el Presidente de la SCJN avalara tal despropósito desde su condición de subalterno al Presidente. En cuyo caso, el país se encontrará envuelto en un espiral de violencia peor a la que vive ahora,entre el empoderamiento notable del crimen organizado y la violencia dentro de las propias campañas.

Hasta el día de hoy se han registrado 117 candidatos amenazados y 11 asesinados o desaparecidos hasta el 9 de abril de este año, según datos oficiales. La consultora privada Etellek dice que en el ultimo semestre han sido asesinados 14 aspirantes y 41 políticos, no necesariamente candidatos. La consultora afirma que se han registrado 205 agresiones contra políticos, de los cuales 93 se cometieron con arma de fuego.

Esta violencia le es funcional a un gobierno cuyo pensamiento y actuar se basa en la consolidación de sus bases e instrumentos de control sobre el país, la eliminación de obstáculos para el ejercicio absolutista de poder y, en consecuencia, la prolongación de su estancia en el poder más allá de cualquier limitación legal o constitucional. Cualquier conversación entre líderes políticos aliados con López Obrador provenientes de Bolivia, Ecuador, Brasil, Venezuela, Nicaragua y Cuba habrán de versar sobre la necesidad de que el mexicano prolongue su estancia en el poder lo más posible. México es la joya de la corona para esa izquierda latinoamericana iliberal o, de plano, anti liberal, que sueña con “cercar” a Estados Unidos y progresivamente lograr su muerte como democracia liberal y representativa.

Así que todos los ojos, el interés y sus planes estratégicos de esa izquierda latinoamericana iliberal están puestos en México. De ahí la convicción de que López Obrador debe prolongar su estancia en el poder, como sea, legal- o ilegalmente.

Eso es lo de menos. ¿Cuáles son los factores disruptivos a la vista que le pudieran servir a la causa de la prolongación de la estancia de López Obrador en el poder? Ya ofrecieron una explicación “causal” en el caso de la continuidad del Presidente de la SCJN: es necesario su permanencia para asegurar que “las reformas históricas” que ha encabezado lleguen a buen puerto y término.

La idea de que hay tareas incumplidas que no se han logrado va a ser el discurso de la segunda mitad del sexenio de López Obrador. También habrán varios culpables de ese incumplimiento, nunca, por supuesto, responsabilidad del Presidente: la pandemia es uno; otro seguramente será la oposición que obstaculiza todo avance. También se podrá culpar a las ambiciones económicas de las trasnacionales internacionales, el capital y los empresarios.

En fin: siempre habrá a quien echarle la culpa. Pero la violencia en el corto plazo podría servirle de pretexto al Presidente para tratar de anular o, de plano, cancelar las elecciones. El Presidente que más ha polarizado al país ahora buscará utilizar la “terrible polarización” como pretexto para impedir o anular las elecciones. Sabe que está ante un retroceso electoral, aunque nadie puede predecir de qué tamaño y afectación a su proyecto político. Puede que sea considerable, tanto como para poner un freno a su dinámica autocrática.

El factor de la violencia y la creciente (y tolerada) presencia del crimen organizado dentro del proceso electoral le permitirá convocar a las Fuerzas Armadas como activo central, y recurso último, para defender al “Estado”. Esto facilitaría y justificaría la imposición de un Estado de excepción en México, ahora gobernado exclusivamente por López Obrador y segmentos de las Fuerzas Armadas.

Por esto, López Obrador no se va a conformar con una derrota electoral ni se va a quedar conforme con eso. Lo va a combatir con toda su fuerza e intencionalidad para revertir la situación e imponerse al país y retener el poder el tiempo que sea. Todas sus recientes y apresuradas reformas apuntan en la dirección de control económico, político y social sobre el país, a partir de su conversión en el único poder y referente en México . Será, pues, el mismísimo Generalísimo.

POR RICARDO PASCOE PIERCE
RICARDOPASCOE@HOTMAIL.COM
@RPASCOEP

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