COLUMNA INVITADA

Para entender la Reforma Eléctrica

De no detener el curso de las actuales circunstancias, entre 2016 y 2030 se tenía contemplado reducir la capacidad de generación de la CFE en 15,000 MW

OPINIÓN

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Manuel Rodríguez / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El fondo del debate sobre la reciente reforma eléctrica se circunscribe a las esferas del Estado y mercado, entre lo público y privado, que en sus respectivas visiones el carácter de la política cobra una especial relevancia, de acuerdo con Maurice Duverger, donde para unos es dominación y adquisición de ventajas “para otros la política es un esfuerzo por hacer reinar el orden y la justicia, siendo la misión del poder asegurar el interés general y el bien común.”

Bajo este último criterio, el Estado mexicano, además de regular el mercado eléctrico nacional para acabar con distorsiones y privilegios; a través de la CFE también garantiza el suministro eléctrico de manera confiable, continua y segura, como asunto de seguridad energética y Seguridad Nacional.

Mientras que un segmento empresarial percibe al Sistema Eléctrico Nacional únicamente como un negocio que vale trillones de pesos y como una fuente de subsidios, que le ha costada a la CFE en los últimos tres años 471,606 millones de pesos.

Cuando el Estado carece de mecanismos eficaces de regulación y es capturado por intereses empresariales o de consumidores, se hace a un lado el interés general; como el caso de las condiciones impuestas por la Reforma Energética, que al generar una sobre oferta de permisos a los privados, impuso el lucro sobre la planeación para satisfacer las necesidades reales del país.

Como consecuencia, actualmente tenemos una oferta disponible de 86,034 megavatios (MW), ante una demanda máxima histórica de 47,000 MW. Provocando un desbalance de generación; mientras que en las penínsulas de Baja California y Yucatán se carece de infraestructura eléctrica; provocaron una sobre oferta de plantas eólicas en entidades como Nuevo León y Tamaulipas, y de plantas solares en Sinaloa y Sonora.

Estas tecnologías intermitentes, hacen necesario el respaldo de otras zonas y requieren de inversiones en la red para tolerar su interconexión, todo a cuenta de la CFE y el consumidor final, al registrarse un aumento en las tarifas de 21.4 por ciento de 2012 a 2018.

De no detener el curso de las actuales circunstancias, entre 2016 y 2030 se tenía contemplado reducir la capacidad de generación de la CFE en 15,000 MW; bajo el pretexto de obsolescencia y baja productividad, para condenarla solamente a la transmisión y distribución, mientras los privados acapararían y monopolizarían la generación.

En esto radica la importancia de la aprobación por parte de LXIV Legislatura del H. Congreso de la Unión de la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, al devolverle al Estado mexicano sus facultades rectoras del sector, para contrarrestar los criterios de exenciones y privilegio en el mercado eléctrico nacional, haciendo imperar el interés general, para que con equidad y piso parejo los actores públicos y privados tengan que colaborar de manera recíproca para garantizar tarifas bajas a los consumidores.

POR MANUEL RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
DIPUTADO FEDERAL/ PDTE. DE LA COMISIÓN DE ENERGÍA

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