COLABORADOR

Regreso a la presencialidad

El predominio de la agenda presidencial ha restado previsión y autonomía a las autoridades sanitarias y educativas

OPINIÓN

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Fernando Ruiz / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El pasado domingo, el Presidente de la República señaló en una gira por Zacatecas que urge el regreso a actividades presenciales. A casi un año del cierre de escuelas, la declaración está en sintonía con las voces que piden cambiar la decisión. Pero la nueva Secretaria de Educación cambió la postura, pues al terminar su gira por Campeche, realizada el mismo fin de semana, decidió mover la reapertura en ese estado hasta finales de mayo cuando ya ésta por concluir el presente ciclo escolar. ¿Qué motivó dicho cambio?

Varios factores han entrado en juego, la oposición de las organizaciones sindicales, la inercia de la burocracia educativa, la falta de recursos presupuestales para financiar los materiales en todas las escuelas y el miedo y desconfianza de las familias. Lograr la presencialidad en las escuelas requiere algo más que una simple declaración política.

La reapertura está asociada con la imagen de cientos de niños agolpados a las puertas de las escuelas, y no con encuentros presenciales puntuales y escalonados ni con nuevas experiencias y oportunidades de aprendizaje. Se piensa en una fecha fija y generalizada y no en un proceso paulatino y planificado. También es asumido como el acatamiento a una orden y no como un proceso voluntario y atento a los derechos.

Parte de la desconfianza es atribuible a que el estilo de comunicación de esta administración no es acorde a la enorme diversidad educativa. El predominio de la agenda presidencial ha restado previsión y autonomía a las autoridades sanitarias y educativas. Se ha privilegiado el corto plazo a la planeación de largo plazo. Después de la pavorosa evolución de la pandemia al inicio de este año es comprensible el miedo que las familias sienten al oír hablar de reapertura de escuelas.

Lo importante es ampliar la oferta de oportunidades educativas actuales hacia aquellos que más lo necesitan. Aprenden en Casa no es suficiente. Las condiciones actuales no permiten que todos los maestros y estudiantes regresen a las escuelas pero la evidencia disponible muestra que es posible alcanzar formas de presencialidad entre maestros y alumnos que dinamicen nuevamente las relaciones de aprendizaje.

Un paso importante que debemos dar es contar con protocolos para la reducción de riesgos sanitarios y educativos acordes a cada contexto escolar. La mayoría de las experiencias en el mundo contemplan no sólo las medidas sanitarias típicas e incorporan acciones de reducción de riesgos educativos como el cierre de brechas entre los grupos más vulnerables. En México el excesivo centralismo ha inhibido que las escuelas hagan sus propias evaluaciones de riesgos. El único protocolo oficial, emitido conjuntamente por la SEP y Salud, no contempla esta segunda vertiente.

El restablecimiento de los derechos educativos de las y los niños va más allá de una postura a favor o en contra del cierre y apertura de escuelas, tiene que ver más en cómo logramos darle continuidad al aprendizaje y la formación de las niñas, niños y jóvenes de este país. Lo que debemos buscar es qué tipo de presencialidad escolar podemos lograr para reducir las brechas educativas abiertas y empezar a construir la ruta de cómo podemos lograrlo.

POR FERNANDO RUIZ
DIRECTOR DE INVESTIGACIÓN EN MEXICANOS PRIMERO 
@FRUIZ_RUIZ

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