COLUMNA INVITADA

Ejercicio vertical del poder

Cuando un juez suspendió la aplicación de la ley eléctrica, el Presidente derramó descalificaciones

OPINIÓN

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Arturo Sánchez Gutiérrez / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Lo que hemos experimentado en las últimas semanas resumen la visión de los mexicanos que tiene López Obrador y su concepción de lo que significa ejercer el poder. Sobre todo, sus declaraciones muestran cómo se justifica a sí mismo para dictar instrucciones y órdenes.

 Regresamos al origen: las instituciones al diablo con el agregado de que la ley la define él, pues cree que encarna al pueblo soberano.

La cadena del razonamiento empieza por la concepción del “pueblo bueno”, que a la vez es sabio y conocedor de todas las tareas de gobernar.

El Presidente es el único que interpreta al pueblo, pues para eso lo eligió democráticamente. Lo que no entiende es que la ciudadanía se ha dado a sí misma el marco legal vigente, las instituciones que emanan de las leyes y la división de poderes como forma idónea para gobernarnos.

Dicho olvido lleva al Presidente a dar instrucciones al Congreso como ordenarle no cambiar “ni una sola coma” a su propuesta de la nueva Ley de la Industria Eléctrica.

Ese fue el claro ejemplo del nuevo Morena-Gobierno, pues el partido del Estado fue incapaz de escuchar las preocupaciones de especialistas o de actores involucrados, nacionales e internacionales.

Como siempre, quienes se opusieron son conservadores al servicio de privilegios e intereses económicos. Son adversarios que no entienden lo que el
pueblo quiere.

Cuando un juez suspendió la aplicación de la ley para analizar su constitucionalidad, el Presidente responde furioso y derrama descalificaciones de todos tipos.

En su nebulosa visión, el juez se habría puesto al servicio de los empresarios y por eso habría que investigarlo. Si el Poder Legislativo no podía cambiar ni una coma a la propuesta de ley, el Poder Judicial tendría que respetarla. Y si ese no fuere el caso, el Presidente buscaría cambiar la Constitución y para eso está su partido. Ese es otro ejemplo de su concepción del uso del poder a través del Morena-Gobierno, basado en su visión autocrática.

López Obrador olvida también que, a diferencia del presidencialismo del siglo XX mexicano, hoy reconocemos el valor de la pluralidad política y la importancia de las instituciones que vigilen el ejercicio de los gobernantes.

Ya no se puede gobernar autocráticamente porque a pesar de todo, sí tenemos instituciones, especialmente autoridades electorales que preparan la elección que tendremos dentro de 72 días.

Si esto es así, debemos esperar un comportamiento íntegro del Poder Judicial, no sólo ante la ley de la Industria Eléctrica, sino ante todas
las controversias pendientes de resolver.

Lo mismo habría que esperar del Tribunal Electoral, que tendría que validar el reciente acuerdo del INE para evitar la sobrerrepresentación excesiva de partidos en la Cámara de Diputados.

En ambos casos se trata simplemente de hacer valer la Constitución y las leyes. Morena se opone y las instituciones tendrán que responder.

El pueblo nunca votó por destruir la institucionalidad.

Por ARTURO SÁNCHEZ GUTIÉRREZ
PROFESOR INVESTIGADOR TEC MONTERREY
@ARTUROSANCHEZG

rcb