COLABORADORA

Amor con amor se paga

El gobierno estadounidense requiere de la cooperación de las autoridades mexicanas para contener el flujo de migrantes

OPINIÓN

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Lila Abed/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En la política como en el ajedrez las piezas del tablero cambian y con un solo movimiento se produce una inesperada convergencia de intereses. La semana pasada, el gobierno estadounidense anunció que enviaría 2.5 millones de dosis de la vacuna AstraZeneca a México. Es un acierto para la Cuarta Transformación. Primero, porque este cargamento le permite asegurar la segunda dosis para 870 mil adultos mayores a quienes ya se les aplicó la vacuna en febrero, y también porque AMLO por fin se cuelga la medalla de que pudo afianzar la petición que le hizo a su homólogo estadounidense en la reunión virtual que sostuvieron el 1 de marzo.

En aquel encuentro, la Casa Blanca enfatizó que no compartiría vacunas hasta que todos los estadounidenses quedaran inoculados. Por eso, la decisión repentina de Estados Unidos 18 días después de la reunión, solo se puede entender dentro del contexto político en el que se encuentra el presidente Joe Biden. Uno de los pilares de su agenda es implementar una política migratoria más digna y humana en la frontera con México, al igual que pasar la reforma migratoria en el Congreso.

Aunque los demócratas consiguieron una mayoría en el poder legislativo, necesitarán el apoyo de al menos 10 republicanos en el Senado para aprobarla. Será muy difícil conseguirlo, ya que el expresidente Donald Trump tiene secuestrado al partido republicano y utilizarán la política migratoria de los demócratas, que según ellos es “una frontera abierta”, para derrotarlos en las elecciones intermedias de 2022.

En sus primeros 100 días en el poder, Biden ha revertido la mayoría de las medidas migratorias de su antecesor. Es por ello, que una ola de migrantes, provenientes de Centroamérica, se dirigió hacía la frontera con la esperanza de que sus probabilidades de ingresar a Estados Unidos serían mayores.

En mi columna de la semana pasada informé que, hasta el momento, el gobierno de Biden niega una crisis en la frontera. Sin embargo, desde inicio de año, la cantidad de personas detenidas ha incrementado sustancialmente.

Y es precisamente por esta razón que las cosas cambiaron. El gobierno estadounidense requiere de la cooperación de las autoridades mexicanas para contener el nuevo flujo de migrantes. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, negó que el préstamo de las vacunas este relacionado con el tema de control migratorio, afirmando que son conversaciones que corren de manera paralela con México. En pocas palabras, ambos países desmintieron la existencia de un quid pro quo: algo a cambio de algo. Vacunas a cambio de frenar a los migrantes.

Quid pro quo o no, los cambios no ocurren por mera coincidencia. Los astros se alinearon. La Oficina Oval necesita evitar una bomba política que pone en riesgo el triunfo de un eje de su administración y el futuro del partido demócrata en el Congreso. Por su parte, México recibe con brazos abiertos las vacunas y acepta colaborar con Estados Unidos en el tema migratorio.  

POR LILA ABED
POLITÓLOGA E INTERNACIONALISTA
@LILAABED

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