COLUMNA INVITADA

Tiempo de definiciones

Como nunca se anticipa la sucesión y los equipos mueven sus fichas con la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum y el canciller Marcelo Ebrard

OPINIÓN

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Martha Gutiérrez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La realidad electoral nos indica que de facto, ya inició la sucesión presidencial. Por un lado se encuentra la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y por otro el canciller Marcelo Ebrard.

La primera electoralmente se mueve en Morena con la senadora Citlalli Hernández, en Cámara de Diputados con Alfonso Ramírez Cuéllar, y en la Ciudad de México fundamentalmente con el equipo que ha venido formando. Pues al ser tan cercana al Presidente López Obrador no tenía equipo propio así que ha venido creando uno.

El segundo se mueve con Mario Delgado en Morena y en el Congreso, y con Ricardo Monreal en el Senado y en distintas entidades. Quienes presumen tener 14 gubernaturas y que esos estados son la fuente de su potencia política. Además, se jactan de controlar a políticos de distintos partidos en otro buen número de estados, por ejemplo Ricardo Gallardo y el nuevo avecindado Héctor Serrano en San Luis Potosí, o Adrián Rubalcava y el recién fallecido Leonel Luna en Álvaro Obregón, CDMX.

La presión que realizaron en la capital del país y que se desahogó en las diputaciones federales tiene como objetivo contrarrestar los rumores: que el proyecto real de la cuarta transformación es Claudia, y no Marcelo. A pesar de que este ha sido un operador capaz y eficaz, sin embargo la realidad es que desarrolla un modelo operativo y político absolutamente distinto al de Andrés Manuel López Obrador y los postulados de la 4T. Es decir, si tiene muchas ventajas y fortalezas, pero no es un legado político. Representa en estos momentos políticos al tan criticado neoliberalismo.

Ambos bandos han intentado fortalecer su ejército electoral, los actores que representarán en las cámaras, municipios y cabildos estatales, y por ello, Marcelo ha sido particularmente cuidadoso y férreo en Ciudad de México. Tiene claro que la capital del país tiene un peso trascendental en las definiciones y que no debe dejar ni un sólo espacio libre a Sheinbaum. Esto significa que existe la conveniencia en que de manera sutil pudiera poner en riesgo algunas alcaldías y que si Claudia perdiera una o dos, cobrarle la factura a nivel nacional debilitando su proyecto, o cuando menos debilitarla y que se entienda que Claudia no es la operadora que se esperaba.

Por ello, empujaron fuerte en Magdalena Contreras y en Cuajimalpa, chantajearon en Álvaro Obregón. José Luis Rodríguez y Roberto Candia eran piezas de desgaste del equipo Monreal-Ebrard para obtener el triunfo, un pie de guerra para lo que viene, o bien para boicotear la zona. Ya que en Álvaro Obregón sus cuadros son muy pequeños decidieron apostar por el stripper Sergio Mayer, que no sólo garantiza la derrota del distrito compartido, sino que jugaría en contra (por dónde se le vea, gane o pierda) a la Jefa de Gobierno.

Muy compleja la situación en el poniente por los números que se arrojan antes de arrancar las campañas y que dan un empate técnico con Si por México, con excepción de Cuajimalpa, muy adelante con el polémico y cuestionado Adrián Rubalcava. Atención especial por la fragilidad de la zona que puede representar un gran riesgo para la Jefa de Gobierno y por ello se entiende el interés que los marcelistas tenían en aquella zona.

Así, se decidieron jugar las cartas, si obtiene la candidatura a la presidencia Claudia Sheinbaum, las posibles candidatas a sucederla son, Dolores Padierna con el compromiso del profesor Bejarano, quién cerró el acuerdo político o Clara Brugada de Iztapalapa, y por el otro lado, de llegar a la candidatura presidencial Ebrard, el candidato natural sería Ricardo Monreal a la jefatura de gobierno.

Como nunca se anticipa la sucesión y los equipos mueven sus fichas. Y no es pregunta.

POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ

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