Te levantas a las seis y media, te sirves un cafecito de olla, logras percibir el olor del piloncillo entre los vapores del combustóleo y prendes la tele. Nada para empezar el día como cuatro horas de mañanera.
El presidente habla de las mujeres asesinadas. Dice que con la justicia para todos, o sea atacando las raíces del problema, eso se va a resolver. Enseguida asegura que las protestas contra Félix Salgado en Guerrero son orquestadas por la derecha; que, respecto a la violencia en el estado, él tiene otros datos; y que le manda un abrazo el gobernador, un hombre de primera. Se va la luz.
La electricidad regresa cuando Jesús Ramírez recita un poema de Nezahualcóyotl. El presidente acaba de anunciar que mandará una propuesta para cambiarle el nombre a varias de las vialidades más importantes de la Ciudad de México, que pasarán a llamarse Avenida Quetzalcóatl, calzada del Tzompantli y circuito Huitzilíhuitl. Para celebrarlo, va a haber una fiesta popular en el Zócalo, organizada por el ejército, con la Danza de los Venados.
El presidente habla de la vacunación. Dice que va a ser universal y gratuita, y que antes de 2025 van a estar inmunizados casi todos los adultos mayores. Cede la palabra a Marcelo Ebrard, que confirma la llegada, la noche anterior, de 25 mil dosis de Sputnik. Justo antes del corte de electricidad, alcanzamos a ver en la pantalla del fondo cómo aterriza el avión frente al gabinete, 200 Siervos de la Nación con gorras de Morena y un espectáculo de charrería. A media luz, con el generador de emergencia como música de fondo, el canciller explica que las vacunas fueron cedidas solidariamente por el gobierno de Bangladesh, en nombre de uno de los pilares de la Cuarta Transformación: la fraternidad universal, y que serán utilizadas para aplicarle una segunda dosis a los adultos mayores que fueron vacunados tres años antes, en 2021, en una comunidad de los Tuxtlas, siguiendo los protocolos definidos por Hugo López-Gatell.
La luz vuelve a tiempo para que el presidente anuncie la construcción de un estadio de béisbol cerca de Palenque, el Parque Lábaro Patrio. Ante la pregunta de un youtuber –uno que lleva el brazo escayolado porque dice que lo golpearon la feministas y lee la pregunta en una hoja con sello de Presidencia– en el sentido de qué opina de las protestas de las comunidades indígenas que se oponen al estadio, contesta que nada por la fuerza y que se construirá, en el mismo espacio, una cancha para revivir el juego de pelota prehispánico, un homenaje a los pueblos originarios que servirá además como imán para el turismo llevado por el Tren Maya.
Justo antes del corte de energía, anuncia que el estadio y la cancha los construirán las Fuerzas Armadas.
Decides que las ocho de la mañana es buena hora para ponerle aguardiente al café.
POR JULIO PATÁN
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