A horas de que en la Ciudad de México se cumpla el plazo para registrar candidaturas, las dirigencias partidistas velan armas para la guerra que se viene, la mayoría esperará hasta el último minuto para dar a conocer a la totalidad de las mujeres y hombres que habrán de representarlos en la elección del 6 de junio.
Los ajustes de última hora encumbrarán aspiraciones y sepultarán ilusiones, no serán pocos los desilusionados en cualquiera de los bandos, quienes ya la sentían cerca pero al final no pudieron lograrlo, del sentimiento de frustración, se aprovechan los adversarios para tratar de ganar adeptos, el canto de las sirenas le dicen algunos.
No será extraño ver a algunos morenistas conversos apoyando a la alianza opositora y viceversa, es el reajuste obligado en cada proceso electoral, la ideología vale poco cuando está de por medio un cargo, tratarán de justificar sus decisiones mediante argucias, pero lo único cierto es que los mueve la falta de un hueso.
Para tratar de evitar las deserciones, los líderes partidistas con oficio político recurrirán a la operación cicatriz; que es tratar de conservar a los desilusionados ofreciéndoles posiciones. Pero los que no lo tienen y hoy se encuentran en los cuernos de la luna, solo se dedicaran a tratar de minimizar las renuncias.
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El partido en el gobierno siempre es el que tiene la mayor de las cargas, en este caso morena, ahí se darán los mayores diferendos, pues tienen la mayor cantidad de poder por repartir, y aunque las bajas en su ejército no les preocupen en este momento, esos desilusionados serán los primeros en esperar la hora de vengarse.
Pero este proceso no se dará exclusivamente en ellos, todos los partidos tendrán su cuota de desilusionados, en el caso de la oposición, las malas decisiones en la selección de candidatos y la falta de inclusión de los perdedores, los alejarán un poco más de la victoria, es un error apostarle todo al desgaste del gobierno para obtener el triunfo.
Los partidos opositores fueron reacios al incluir en sus filas a nuevos perfiles, enfrentarán la elección que viene con rostros ya conocidos, las posiciones seguras son para los mismos de la elección pasada, apuestan a que en el peor de los casos mantendrán los números de 2018, no son su prioridad los desilusionados.
Pero también hay quienes apostarán a los desilusionados del proceso pasado y hoy pueden convertirse en una opción competitiva; es el caso del partido verde, decidieron engrosar sus filas con perfiles de peso territorial, le dieron un vuelco a su estrategia de campañas de aire, pronto se sabrá si su decisión fue la correcta.
Los desilusionados siempre pesan en una votación, aunque en unas más que en otras, si en 2021 no logran hacer la diferencia, esperaran como cada tres años una nueva oportunidad.
POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR
COLABORADOR
@HSERRANOAZAMAR
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