PERMANENCIA VOLUNTARIA

Las lecciones que me dejó Pinocho

El libro de Carlo Collodi tendría que ser una lectura obligada en todas las familias, pero sobre todo debería estar incluido en los planes de estudio de las escuelas, porque el nivel de aprendizaje es brutal

OPINIÓN

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Linet Puente / Permanencia Voluntaria / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Nunca había cobrado tanta vida como hasta ahora. Sí, el niño mentiroso más famoso de la historia regresa a la pantalla grande, para recordarle al mundo la importancia de que su historia se siga contando a las generaciones venideras, así como va, sin filtros. Hoy hablamos de Pinocho.

Si algo me encanta del cine es su magia. Esa capacidad de recrear historias aunque ya se hayan contado una y mil veces. Este es el caso de Pinocho. El relato de la marioneta de madera que añora convertirse en un niño de carne y hueso, que tomó forma hace 140 años bajo la pluma de Carlo Collodi y que tras haber sido publicado en Italia, recorrió el mundo para después llegar a la pantalla grande en distintos formatos. El más popular de todos, es sin duda el de Walt Disney. Es el segundo largometraje animado que lanzó el padre de Mickey Mouse, la primera película en obtener un Oscar en categorías de competencia (porque la primera cinta animada de dicho estudio en obtener una estatuilla dorada fue Blanca Nieves y los Siete Enanos, pero fue un premio honorario) y sin duda es una de las cintas más oscuras de Disney, sobre todo al tratarse de un proyecto animado que en teoría fue lanzado para consumo del público infantil.

La realidad es que la historia original es aterradora si tomamos en cuenta todas las cosas horrorosas que le suceden a la no tan inocente criatura de madera. En momentos Geppetto me recuerda mucho a Victor Frankenstein y esta dualidad de sentimientos que tiene: por un lado la obsesión hacia el monstruo que ha creado, pero también ese amor que deposita en un ser que espera lo complemente. Así de profunda también es la historia de Las Aventuras de Pinocho. Pero ¿Qué sucede con este tipo de cuentos que han hecho historia? Yo creo que con el paso del tiempo (en este caso casi un siglo y medio), se van desvirtuando y conforme pasan de mano en mano, se va haciendo una especie de teléfono descompuesto literario, hasta que la idea original queda completamente descremada. Por eso es que los cineastas tratan de rescatarlas desde la raíz para acercarse lo más posible a la visión que tuvo su creador. Si bien la nueva versión de Pinocho de Matteo Garrone me encantó, mis esperanzas están puestas en el trabajo que ya se encuentra haciendo en Guadalajara, Guillermo Del Toro, el único cineasta que me atrevo a decir, es capaz de darle la vuelta completamente a una historia con tantos simbolismos y tan retorcida como la de Pinocho.

El mismo Roberto Benigni, quien protagoniza esta nueva versión en el papel de Geppetto, intentó contar su propia historia de Pinocho en 2002, lo cual se convirtió en un rotundo fracaso, a mi parecer porque el tono de la cinta no fue el adecuado y porque el ganador del Oscar no debió interpretar a Pinocho. Pero si hay algo que me gusta de este actor, es su humildad. Un hombre que a pesar de haber tenido una muy mala experiencia con esta historia, se vuelve a enfundar en el traje, pero ahora en el del padre de la marioneta, logrando con ello imprimirle su sello y energía desbordante a Geppetto.

Uno de los grandes méritos de la cinta, y que le podría valer nominaciones al Oscar, es que se recurrió a un estilo más oldies para recrear a los personajes anteponiendo el uso de prostéticos sobre el CGI, lo cual hizo que por momentos me recordara aquellas películas infantiles de antaño como Caperucita Roja y el Lobo Feroz con Manuel “El Loco” Valdés.

Mientras veía esta hermosa película reflexioné que el libro de Carlo Collodi tendría que ser una lectura obligada en todas las familias, pero sobre todo debería estar incluido en los planes de estudio de las escuelas, porque el nivel de aprendizaje es brutal. El valor de la familia, la educación, el trabajo, la bondad y el valor a la verdad, quedan explicados mejor que con peras y manzanas. Por eso, lejos de creer que es una historia un tanto cruda para los niños, creo que con la misma franqueza con la que fue escrita, es que se les tendría que hablar a los niños hoy. A estas nuevas generaciones a las que se les hace todo muy fácil. A ellos que hoy tienen una gran conexión con lo desechable. Que mienten sin temor de dañar a los demás. Que quieren trabajar lo mínimo para obtener el máximo. Que esperan ganar sendos salarios sin siquiera haber estudiado una carrera. Que abandonan a sus familias con la mano en la cintura.  Quizá si aprendieran como le tocó hacerlo a Pinocho, a punta de golpes, se la pensarían dos veces para comportarse de una manera tan estúpida. Pero ¿quién soy yo para dar clases de moral? Mejor aquí la dejamos o no paramos. Vayan al cine porque definitivamente una película como ésta, se disfruta más en pantalla grande.

Por Linet Puente

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