COLUMNA INVITADA

A la leña y al carbón

Todo mundo sabe que impulsa la construcción de caminos a puro pulmón, incluso con manos infantiles, como si no hubiera bulldozers, retroexcavadoras, motoniveladoras, vibrocompactadoras

OPINIÓN

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Fernando Herrera/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Es bien sabido que el presidente López Obrador  impulsa la economía del trapiche y el tlacoyo para competir en una economía globalizada. ¡Cómo olvidar a Gilberto, aquel ejidatario de Huejutla, Hidalgo, que el primer mandatario hizo famoso en un video!

Todo mundo sabe que impulsa la construcción de caminos a puro pulmón, incluso con manos infantiles, como si no hubiera bulldozers, retroexcavadoras, motoniveladoras, vibrocompactadoras. No importa que los caminos no aguanten las primeras lluvias y terminen todos cuarteados, desnivelados e intransitables.

También es sabido que abomina de la tecnología. En sus propias palabras: “Acabo de ir a inaugurar una fábrica, un centro distribuidor de alimentos importantísimo, una bodega de cuatro, cinco hectáreas de construcción, un almacén de los más modernos y avanzados del mundo para distribuir alimentos. Todo automatizado, puro robot, y pregunté: ¿Cuántos empleos? 200”

Por eso resulta natural su obsesión por volver al pasado, no sólo en política sino también en materia económica. Su capricho más reciente acaba de ser aprobado por la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, dominada, desde luego, por sus fieles adictos. Esa contarreforma energética significa volver al carbón y el combustóleo, no importa que contamine y cueste vidas.

Debemos reconocerle al presidente que sí ha transformado algunas cosas. Por ejemplo, el cambio en Pemex, que antes producía gasolina y el combustóleo era un subproducto contaminante. Ahora es al revés: el volumen de combustóleo es superior al de gasolina, y no tiene mercado ni almacenes donde guardarlo. Por lo tanto, le urge usarlo.

Volver al uso de combustóleo para generar energía eléctrica no sólo hará más ineficiente y costosa a la Comisión Federal de Electricidad, que arrastra cuantiosas pérdidas y deudas, sino que provocará un aumento generalizado de precios. Si no aumentan el precio de la energía eléctrica, los subsidios serán inmensos e insostenibles en el mediano plazo.

La energía eléctrica es como la gasolina. Todas las empresas necesitan de ella para producir sus mercancías y, lógico, al aumentar la luz aumentarán los precios de sus productos. Eso, como diría el clásico, no tiene ciencia. Los únicos perjudicados serán los consumidores, especialmente los que menos ganan y cada día pierden poder adquisitivo.

Además, la contrarreforma eléctrica abre un frente internacional con Estados Unidos y Canadá pues pasa por alto acuerdos contenidos en T-MEC. En caso de llevar las disputas a los tribunales internacionales, de acuerdo con los expertos, México lleva todas las de perder y tendría que pagar millonarias indemnizaciones por el capricho de un solo hombre y el servilismo de sus legisladores.

Pero no sólo se trata de combustóleo, sino también de un retroceso más largo, el uso de carbón. Son célebres las fotos del director de la CFE, el latifundista urbano Manuel Bartlett, y el empresario y senador morenista Armando Guadiana para acordar el suministro de carbón.

Puede ser que los esté juzgando mal. Quizá son previsores y, al paso que vamos, cuando se termine el Tren Maya lo moverán con leña.
POR FERNANDO HERRERA ÁVILA
VOCERO DEL PAN
@FHERRERAAVILA

 

avh