ANECDATARIO

“No renunciaré”

Los países monárquicos han atestiguado, algunos con asombro y otros con apertura, el hecho de que sus representantes rompan ciertos protocolos que antes parecían imposibles de quebrantar

OPINIÓN

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Atala Sarmiento/ Anecdatario/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

¡Vaya salto de vida! Un día tuvo que dejar de decir “Me llamo Leticia Ortiz y soy periodista”, porque ahora se presenta como “Soy Su Majestad Leticia de España”.

Ella no ha sido la única mujer que sin pertenecer a una dinastía o casa real adquirió, por matrimonio, semejante papel y título.

Los países monárquicos han atestiguado, algunos con asombro y otros con apertura, el hecho de que sus representantes rompan ciertos protocolos que antes parecían imposibles de quebrantar.

De tal suerte que hoy en día cualquier mujer que sueñe en casarse con un príncipe azul, puede convertirlo en realidad. No solo Leticia Ortiz; ahí están también Máxima de Holanda y Sofía Hellqvist de Suecia, mujeres que no pertenecían a ninguna casa real y hoy ostentan el título de Alteza. La adición más reciente a este selecto grupo es Meghan Markle perteneciente, por matrimonio, a la casa de Windsor.

Para ninguna de ellas era un secreto que ese anhelado sueño de encontrar, literalmente, a un príncipe azul, conllevaría una serie de sacrificios y renuncias a un sin fin de cosas. Pero mucho me temo que quien más reacia ha estado a dicha abnegación es la actriz casada con el Príncipe Harry.

Muchos se han dedicado a criticar la decisión de la pareja de abandonar sus deberes monárquicos, no usar más el título de “Alteza Real” y, en cambio, ganarse la vida por sus propios medios; pero muy pocos han alabado el hecho de desprenderse de una vida acomodada, e intentar ser lo más “común” posible. Debería resultar, por el contrario, una decisión digna de reconocimiento para ambos.

Al casarse con un príncipe, Meghan tuvo que dejar una ascendente carrera como actriz, iniciada en 2002 y que estaba en su mejor momento ¿Merecería la pena dejar de ser todo lo que había logrado y construido por mérito propio durante tantos años para integrarse a la casa de Windsor? Aún cayendo en cama de oro, es un volver a comenzar, dejarlo todo, encontrar tu nuevo camino, reinventarte. Pese a que es muy posible que no la volvamos a ver actuar, encuentro muy encomiable su resistencia a solo cumplir un papel de “Royal” , y festejo, todavía con más ahínco, que el Príncipe Harry la secunde en este proyecto familiar.

¿Por qué una reina o una princesa tiene que renunciar a sus sueños laborales? ¿Cuándo llegará el día en que veamos a una reina coronarse sin que ello signifique resignarse a no desempeñar con éxito su profesión? Es tan arcaico como ofensivo.

Así, lejos de la Gran Bretaña, tumbada sobre el pasto reposando la cabeza sobre las piernas de su amado príncipe, Meghan anuncia su segundo embarazo. Contemplo la imagen en la que se le ve sonriente y parece que la escucho decir:  “Hola, me llamo Meghan, soy actriz, mamá, mujer ¡Ah, bueno! y Duquesa, Condesa y Baronesa de la Casa de Windsor”.

POR ATALA SARMIENTO
COLUMNAS.ESCENA@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@ATASARMI

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