El pasado 27 de enero se extinguió la vida de uno de los más importantes juristas mexicanos de todos los tiempos: Don Héctor Fix-Zamudio. Son múltiples las lecciones que nos deja el muy distinguido investigador universitario, entre otras:
Humildad
Reflejo de su gran sabiduría, el doctor Héctor Fix-Zamudio siempre tuvo un trato afable con propios y extraños. En su comportamiento destellaba la humildad. Tenía las puertas abiertas para sus alumnos y para quienes manifestaban interés en platicar con él. El Maestro Fix-Zamudio escuchaba con atención a sus interlocutores y dispensaba el auxilio académico cuando era requerido.
Otra faceta de esa humildad del Doctor Fix-Zamudio fue resistirse a la tentación del poder público. Tuvo distintos ofrecimientos para ocupar altos cargos públicos y él tuvo la convicción de servir a su país fundamentalmente desde la trinchera de la academia.
Impulsor del principal centro de investigaciones jurídicas de América Latina
Cuando el Doctor Fix-Zamudio estuvo al frente del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México fomentó una particular mística de trabajo que ha sido asumida como modelo por los sucesivos directores del principal centro de estudios jurídicos de América Latina. Esa especial mística también ha servido de mucho a quienes hemos formado parte de esa gran comunidad que representa el Instituto. Más aún quienes hemos sido beneficiarios, durante muchos años, de la amistad de muchos de los directivos e investigadores de esa gran casa.
Desarrollo y sistematización del conocimiento jurídico
La obra literaria del Doctor Fix-Zamudio es muy amplía: desde el análisis de instituciones específicas del Derecho Constitucional, como lo son los derechos fundamentales, hasta el desarrollo de estudios monográficos de nuevas ramas del conocimiento jurídico como lo es el Derecho Procesal Constitucional. El toque distintivo del Doctor Fix-Zamudio era el ejercicio que hacía siempre del derecho comparado. No agotaba solo el estudio en las instituciones jurídica del país, siempre mostraba la experiencia del derecho de otras naciones y del derecho internacional.
Vale la pena mencionar que, junto con el Doctor Salvador Valencia Carmona, el Doctor Fix-Zamudio redactó el Derecho Constitucional Mexicano y Comparado, en mi humilde opinión, un gran texto que debería ser el libro de cabecera de los alumnos de las escuelas de derecho de nuestro país.
Precursor de instituciones
Forjado en el marco del llamado “Estado Constitucional de Derecho”, el Doctor Fix-Zamudio apostó a adoptar mecanismos de control del poder. Muchas de sus propuestas académicas prosperaron y se adoptaron en el ordenamiento jurídico del país. Para muestra basta un botón: la Comisión Nacional de los Derechos Humanos inspirada en la figura sueca del Ombudsman.
Aportación al Sistema Interamericano de protección los derechos humanos
Una de las actividades que el Doctor Fix-Zamudio aceptó realizar, independientemente de la Academia, fue ser Juez y Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Una labor ampliamente reconocida tanto por sus pares como por quienes han conocido su trayectoria en ese órgano colegiado. Sin duda, las aportaciones del Doctor Fix-Zamudio han sido trascendentes para la construcción y el fortalecimiento de este importante órgano jurisdiccional interamericano.
El doctor Héctor Fix-Zamudio siempre estuvo orgulloso de ser jurista, universitario, académico, mexicano. Su vida fue un permanente ejemplo de esmero y dedicación. Prolífico escritor, su legado científico está compuesto por libros, ensayos en obras colectivas, comentarios legislativos, opiniones sobre resoluciones judiciales y recomendaciones de los Defensores del Pueblo, reseñas biblio y hemerográficas.
El mejor homenaje que podemos brindarle a este gran personaje es, por un lado, profundizar en el estudio de su obra, así como en los temas que le interesaban y, por otro, luchar con persistencia en pro de los motores de su vida: el Instituto de Investigaciones Jurídicas, la Universidad Nacional, México nuestra Patria y, en especial, la dignidad de todas las personas.
POR ARMANDO ALFONZO JIMÉNEZ
CONSTITUCIONALISTA
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