COLUMNA INVITADA

To dream the impossible dream?

Nos hemos inventado historias alrededor de la inversión que no se sostienen en la realidad. Somos veleta de la opinión

OPINIÓN

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Óscar Sandoval / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Tenemos dos grandes problemas y no lo sabemos o lo ignoramos. El primero, nos asusta lo que de otros países nos sorprende positivamente, lloramos en la despedida a Ángela Merkel tras 16 años en el poder y tememos la continuidad de la #4T con Claudia Sheinbaum en la presidencia. Segundo, nos hemos inventado historias alrededor de la inversión que no se sostienen en la realidad. Somos veleta de la opinión.

Ambos problemas tienen como punto de encuentro el amor-odio por el poder presidencial de López Obrador o de cualquier otro que ha estado en esa silla. Tan veleta somos que lo que hace un sexenio tiró la aprobación de un presidente, hoy fortalece a otro.

La gran diferencia está en que las premisas de los que “invierten” no se alinean con las de quienes definen las políticas por obstinación de ambos, pero sobre todo porque viven en realidades distintas obviando que el consumidor, el pueblo, es el rey y el gran inversor a través del consumo.

Guerra de fuerzas que va ganando el presidente porque el rey lo aprueba. El riesgo, especialmente para el Congreso de la Unión, el gabinete y, sobre todo, los empresarios, está en cuidar el humor de #ElUno y con ello degastar la economía del rey.

¿Qué historias nos hemos inventado alrededor de la inversión? Para empezar las condiciones por las que se invierte en un país u otro y que efectivamente pasan por la sustentabilidad y energías limpias, no necesariamente lo hacen por los costos asociados a la inversión.

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Aquí va un ejemplo. Alrededor de 2015 en Canadá, específicamente en British Columbia, inició un debate sobre los efectos de inversionistas internacionales en el mercado de la vivienda local que estaba teniendo consecuencias en la oferta y la demanda tanto de vivienda comprada como rentada.

Con la seguridad que da el brindar calidad de vida a tus ciudadanos y no solo discursos que hablan de lo que queremos creer, pero no vivimos en las calles; y, de que los límites a la libertad son solo aceptables cuando buscan generar un efecto, no regular el mercado utilizaron los impuestos como herramienta, que es diferente a usarlos como arma letal.

Veinte por ciento del valor de la propiedad para quien no sea ciudadano o residente canadiense y en 2017 impusieron un impuesto adicional al predial si la vivienda no es ocupada con el objetivo de que por lo menos sea puesta en renta.

Políticas similares han sido contagiadas a otras regiones de ese país hasta prácticamente convertirse en una nacional.

El efecto ha sido positivo. Entre 2017 y 2020 bajaron 25% las casas vacías. Los retos continúan, pero también la inversión de extranjeros en vivienda y el mercado inmobiliario.

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¿Por qué? Sencillo, la seguridad que genera un contexto de país y que la ley no es amenaza ni negociación.

¿Pagarías tú un 20% adicional al precio de mercado por seguridad de tu patrimonio? La respuesta automática seguramente es que no, pero te invito a reflexionar a mayor profundidad. ¿Lo harías si eso significa que en impuestos, lo que pagas es lo que te dan? Así, cambiando perspectivas, rompemos los mitos que nos generamos alrededor de la inversión como detonador económico.

Como dice Alberto de la Fuente del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, proyecciones de inversión ligadas a metas ambiciosas en materia ambiental para ir a una economía con cero emisiones netas, administrar la percepción de riesgos y sostenibilidad en la forma de hacer negocios para enfrentar las amenazas. Como diría el Hombre de la Mancha “saber enmendar el error... creer en un sueño imposible... luchar por un mundo mejor”.

POR ÓSCAR SANDOVAL SAENZ
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ

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