TIEMPO DE INFRAESTRUCTURA

Energía verde se recupera

En la economía mexicana, durante más de una década se dieron pasos sólidos para la transición, pero hoy está entrampada, a tal grado que se pone en entredicho su crecimiento de largo plazo

OPINIÓN

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Fausto Barajas / Colaborador / Opinión El Heraldo de México

La economía mundial vive una transición energética,¿ sin embargo, este proceso sufre un proceso de fricción, en el que la desinversión en fuentes fósiles ha sido más acelerada que la inversión en renovables que sustituyan a las primeras y soporten el crecimiento de la demanda de energía, lo que impactará en los precios de la energía.

En medio de una pandemia por coronavirus, acelerar el paso en las inversiones bajas en carbono es la oportunidad de generar una recuperación verde de la economía mundial.

A nivel mundial, la transición energética avanza de forma diferenciada en los múltiples sectores de energía; empero, es en la generación eléctrica donde ha alcanzado los avances más importantes.

De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), en 2015 la inversión en renovables para generar electricidad fue de 308 mil millones de dólares, el doble de los 150 mil millones de dólares en la generación con base en carbón, gas y petróleo; seguidos de 29 mil millones de dólares destinados a energía nuclear.

Los datos nos dan evidencia de la transición en el sector, no obstante, esta sufre la fricción arriba comentada, porque la desinversión en combustibles fósiles es más acelerada que el incremento en energía renovables. Esto se traduce en que la oferta de energía corre el riesgo de quedar por debajo de la demanda y traer por consecuencia el incremento de precios para el consumidor.

Si tomamos como punto de comparación la inversión de 2015, tenemos que en los cuatro años siguientes (2016-2019) la inversión total en generación eléctrica acumuló una reducción de 22 mil millones de dólares, como resultado de una contracción de 55 mil millones en combustibles fósiles que no alcanzaron a ser compensados por el aumento de sólo nueve mil millones en energías renovables y 23 mil millones de dólares en energía nuclear.

Se excluyen del comparativo anterior los datos de 2020, que con la pandemia llevaron a una reducción generalizada de la inversión para ubicar la de generación con combustibles fósiles en 111 mil millones de dólares, con renovables en 281 mil millones y con nuclear en 35 mil millones. Con lo que se profundiza la diferencia entre oferta y demanda de energía en el mediano plazo.

Los datos revelan que el objetivo de desinversión en generación de electricidad con combustibles fósiles se está alcanzando, pero queda la tarea para los gobiernos de crear los mecanismos que impulsen a las empresas e inversionistas para acelerar el paso en la inversión con energías renovables.

La Comisión Mundial de Economía y Clima ha estimado que a nivel mundial la inversión en infraestructura baja en carbono representaría un costo adicional de sólo 4 por ciento con respecto a la tradicional.

En el caso de la economía mexicana, durante más de una década se dieron pasos sólidos y en el sentido correcto para la transición, sin embargo, hoy está entrampada, a tal grado que se pone en entredicho su crecimiento de largo plazo por la falta de energía.

La cancelación de las subastas eléctricas por parte del gobierno Federal frenó la inversión en generación de energías renovables, así como en la infraestructura de transmisión que darían mayor seguridad energética al país.

Los requerimientos de inversión del sector eléctrico para la próxima década son de 150 mil millones de pesos anuales, sin embargo, con la cancelación de las subastas y la reforma eléctrica que envió el presidente, la transición energética mexicana iría en sentido contrario. Primero porque se acotaría al nivel de inversiones públicas que ronda 50 mil millones de pesos, y con la visión actual se daría prioridad a las energías fósiles.

En esta lógica es que el gobierno truncaría la posibilidad de una recuperación verde, en la que México se podría enrolar fomentando las inversiones en la transición energética con una mayor proporción en energías renovables, sin dejar de lado las inversiones tradicionales que permitan una transición ordenada.

Pensar en una recuperación verde siembra las bases de un crecimiento económico sostenido para el país, reordenamiento de las ciudades actuales y planeación del desarrollo con visión de largo plazo; pero sobre todo mejora en la calidad de vida de las familias.

POR FAUSTO BARAJAS CUMMINGS 
ESPECIALISTA EN INFRAESTRUCTURA 
@FAUSTOBARAJAS

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