COLUMNA INVITADA

El AMLOFest, otro culto al ego

En el llamado “AMLOFest”, el mandatario federal, habló de una realidad alterna, de un falso combate a la corrupción, de obras emblemáticas realizadas sin planificación y una completa improvisación

OPINIÓN

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Julen Rementería / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El sábado 1 de diciembre de 2018, más 30 millones de mexicanos pensaron falsamente que iniciaría una nueva etapa en la historia del país, que las cosas cambiarían. En la actualidad ya vamos por la segunda mitad del sexenio de Andrés Manuel López Obrador y no se han visto resultados.

Y tal y como lo marca su manual, el pasado miércoles dio un mensaje en el Zócalo capitalino ante la multitud de seguidores, funcionarios de todas las órdenes de gobierno, y como coloquialmente se les conoce, con muchos “acarreados”,todo esto para la celebración de los primeros tres años de su gobierno.

En este mitin político, el presidente de la República, mencionó “muchas” acciones, obras, gestiones, más promesas y cifras; todo esto, lleno de datos falsos e irreales, nada positivo para destacar como veraz ante los verdaderos temas de interés y del acontecer diario en este país.

El eterno candidato, aquel que, en cada estado, municipio o comunidad, prometía ser la “esperanza de México”, o la “transformación” que el país necesita, ahora nos tiene con un crecimiento económico bajo, con la peor inseguridad por todo el país, un sistema de salud deficiente, el sistema educativo continúa con fuertes fallas y por si no fuera poco, duplicó el desempleo y a los pobres.

Durante los más de 60 minutos de mensaje ante más de 100 mil personas, tal y como le gusta al presidente, en un ambiente de verbena popular, siguió engañando al pueblo, -porque si hubiera sido una protesta de madres de hijos desaparecidos, o padres de familia exigiendo medicamentos, se le desencaja la cara y el espíritu-.

En el llamado “AMLOFest”, el mandatario federal, habló de una realidad alterna, de un falso combate a la corrupción, de obras emblemáticas realizadas sin planificación y una completa improvisación. Y presumió las remesas como parte de la recuperación económica de México, cuando este aporte viene de nuestros paisanos que emigraron al no tener oportunidades de progreso en México.

En su algarabía casi carnestolenda, en su culto al ego, solo se dedicó a mencionar su popularidad, su aceptación que tiene con el pueblo, pero omitió decir que en estos tres años no bajó la gasolina, no bajó el gas, nos quedamos sin medicamentos, hay más inseguridad, más de 600 mil muertes por Covid-19; más de mil 600 muertes de niños y adultos por falta de tratamientos oncológicos y más de 100 mil homicidios y feminicidios.

Quizá lo bueno sea que ya vamos a la mitad del sexenio, pero lo lamentable es que todavía nos faltan tres. Y el presidente solo se queda con su popularidad y aprobación porque no tiene un buen gobierno, ni mucho menos la capacidad para gobernar.

A tres años de que Andrés Manuel López Obrador ocupó la silla presidencial, tiene un porcentaje elevado en popularidad, pero una pésima calificación como Presidente, ni los nuevos pobres de su sexenio, ni los niños con cáncer, ni la inseguridad y mucho menos la corrupción han disminuido, y ahí, la aprobación no cuenta.

POR JULEN REMENTARÍA

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