COLUMNA INVITADA

Desencanto, inclusión y democracia

En América Latina y El Caribe, a una de cada tres personas jóvenes le es indiferente si tiene o no un sistema democrático de gobierno

OPINIÓN

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Dania Ravel / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Con la publicación del Latinobarómetro 2021, se ha aludido –de nuevo– al descontento generalizado con los resultados de los sistemas democráticos en la región. Esta desilusión se ha intensificado por el manejo incipiente para combatir las desigualdades y erradicar la pobreza. Se ha dicho que la democracia no ha servido para solucionar la escalada de violencia, inseguridad y corrupción por la que atraviesan los países de la región. Tal como menciona Jesús Silva-Herzog en La Casa de la Contradicción, “La democracia no es un simple método, un mero régimen de gobierno. Ella encarna un ideal de sociedad: la sociedad de los semejantes […] la gran amenaza que enfrentan las democracias en nuestros días es que el procedimiento se convierta en simulacro”.

En América Latina y El Caribe, el desencanto de la ciudadanía con los resultados de la democracia es complejo, lo que se refleja en que, en promedio, a una de cada tres personas jóvenes le es indiferente si tiene o no un sistema democrático de gobierno. En este contexto, el presidente Joe Biden convocó el pasado 9 y 10 de diciembre a más de 100 países –entre ellos México– a una cumbre virtual sobre la urgencia de fortalecer a la democracia, contrarrestar los autoritarismos, combatir a la corrupción y proteger los derechos humanos. Antony Blinken señaló que la cumbre fue motivada por la erosión global de las libertades y la necesidad de adoptar compromisos para contrarrestar el autoritarismo “colocando a la democracia y a los derechos humanos al centro de la política exterior de los Estados Unidos”.

Valor de obras en energías limpias

Frente a este escenario algunos analistas sostienen que debe mantenerse la defensa de cada una de las virtudes de la democracia, insistir en que ésta no siempre arroja resultados positivos inmediatos, aunque sí garantiza las libertades, incluso la celebración de comicios donde hay alternancia. Sin embargo, también se requieren partidos políticos renovados, que ofrezcan propuestas viables que se conviertan en contrapesos reales para que los gobiernos garanticen entornos saludables, seguros, libres de violencia, con oportunidades e incentivos que favorezcan la reactivación económica, entre otros. Úrsula Von der Leyen, durante su participación en la Cumbre por la Democracia, enfatizó que “la democracia no será perfecta, pero es perfeccionable. Esa es la diferencia entre la democracia y la autocracia”. Por ello, será imperativo que sigamos promoviendo esfuerzos conjuntos por enriquecerla sin dejar de valorarla. Parafraseando a Fiona Hill, debemos tomar conciencia de que la democracia no se repara a sí misma, sino que requiere atención y renovación permanentes, particularmente cuando existen rápidos cambios tecnológicos y sociales e incertidumbre económica.

Es posible concluir que uno de los motivos que ha ocasionado que este desencanto con la democracia permanezca es la creciente desigualdad y los índices de pobreza tan graves que se siguen registrando en América Latina y el Caribe. Sin duda, la democracia es el régimen político idóneo para potenciar la igualdad entre las personas; por ello, las medidas de inclusión dirigidas a los grupos en situación de discriminación han sido fundamentales para erradicar las disparidades y, desde el Instituto Nacional Electoral, nos ha tocado implementar diversas acciones afirmativas encaminadas a que todas las personas puedan ejercer plenamente sus derechos político-electorales. La agenda de derechos, de inclusión y equidad no es ni de izquierdas ni de derechas, son asuntos que trascienden ideologías o posicionamientos políticos determinados debido a que están más relacionados con el papel del Estado, al proveer entornos en los que la igualdad de oportunidades y las garantías necesarias para el goce de derechos de todas las personas sean una realidad patente.

Por ello, desde nuestras trincheras, habrá que defender a la democracia a pesar de sus limitaciones, con el fin de acercarnos a lo señalado por Pierre Rosanvallon: “asegurar que cada cual tenga lugar en la sociedad. Que no haya nadie invisible, que nadie enmudezca, que nadie sea tratado como prescindible. Que todos reciban el cuidado del poder público, que la voz de cada uno sea escuchada, que todo interés legítimo sea tomado en cuenta”, todo esto debe formar parte del entorno en el que habiten todas las personas.

DANIA RAVEL
CONSEJERA ELECTORAL
@DANIARAVEL

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