La ruta de distribución expansiva del Covid-19 y el fentanilo tienen un punto geográfico de origen: la ciudad china de Wuhan. Esta importante ciudad-provincia de más de 11 millones de habitantes es la octava metrópoli más importante de China y se ha destacado en las últimas décadas por su industria químico-biológica.
La pregunta fundamental es por qué debemos poner atención de nuevo en Wuhan y ya no por el tema del COVID-19 sino por la producción de la droga más poderosa de nuestro tiempo que es el fentanilo. La repuesta es muy sencilla, porque es la droga que está matando a más ciudadanos estadunidenses por la crisis de sobredosis generada por un problema de abuso de recetas médicas y uso de drogas basadas en opioides.
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El famoso Centro Nacional de Estadísticas de Salud de Estados Unidos (CDC), responsable también por el manejo del COVID-19, informó que murieron más 100 mil ciudadanos de ese país en tan solo un año por sobredosis de drogas, principalmente por opioides y en particular por la presencia de fentanilo.
Wuhan está en un doble epicentro para México porque en esa ciudad china surgieron dos problemas de seguridad nacional. El primero es la pandemia del COVID-19. Empecemos por los cálculos con base en los registros oficiales confirmados y estadísticas de exceso de mortalidad que indican que cerca de medio millón de mexicanos han muerto por este virus en estos dos años de pandemia.
En este mismo sentido, tenemos que considerar los daños económicos y sociales incuantificables que afectaron a las familias mexicanas. La pérdida de empleos, el impacto sobre la educación en millones de estudiantes, el aumento de la pobreza, el aumento de la inflación por la afectación en la cadena de suministros y el muy probable aumento de la desigualdad social, son algunos de los efectos negativos del COVID-19 que surgió en Wuhan.
Wuhan presenta un segundo problema también para México porque es una de las capitales de la industria fármaco-química que produce importantes sustancias para la producción de medicamentos legales, pero también de sustancias ilegales que llegan a nuestro país a través de los puertos de Lázaro Cárdenas en Michoacán y Manzanillo en Colima.Tan solo este año el gobierno de México rompió el récord de decomiso de fentanilo ilegal con cerca de 1,600 kilogramos incautados.
Desde el gobierno del presidente Donald Trump, México tiene una presión política y diplomática muy fuerte porque en ese país hay una alianza bipartidista, entre demócratas y republicanos, para impulsar una agenda contra este problema que afecta por igual a electores de los dos partidos.
La pandemia por Covid-19 y sus variantes, así como el trasiego de drogas y precursores químicos con base en el fentanilo son problemas de seguridad nacional para México. Por lo anterior, el cambio de discurso de México con respecto a China no es gratuito y pasa por Wuhan y por supuesto por Washington.
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Nuestro país estará en medio de los problemas entre China y Estados Unidos y eso debe estar considerado en las agendas de riesgo de las empresas privadas y de seguridad nacional del gobierno mexicano.
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POR GERARDO RODRÍGUEZ
GERARDO_RSL@YAHOO.COM
@GERODRIGUEZSL
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