COLUMNA INVITADA

México Diabético

No sabe uno cómo ayudar ante este flagelo que lleva tantos años de acumulación y creciendo a golpe tendido

OPINIÓN

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Ramón Ojeda Mestre / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Estamos enfermos. Ya no sabe uno ni de qué, o a qué nivel, o cuántos de nosotros, de tantas patologías que proliferan en este país maravilloso, heroico y de una riqueza que alberga la tercera parte del patrimonio cultural y la cuarta parte de la biodiversidad del planeta. La obesidad es la más obvia de las enfermedades. Es dramático que estados como Baja California Sur ostenten el primer lugar en obesidad infantil de todo México. Da rabia. Da tristeza. No sabe uno cómo ayudar o ante quién chillar ante este flagelo que lleva tantos años de acumulación y creciendo a galope tendido. Según el Inegi tenemos un “exceso de mortalidad” de 44 por ciento.

No hace falta ser un genio para darse cuenta de que la pésima alimentación industrializada, o la desnutrición por pobreza, o la contaminación atmosférica e hídrica, el alcoholismo tolerado y alentado por el estado mexicano y las familias, o por el stress urbano y la tensión económica y laboral, o la proliferación de moscas, cucarachas, mosquitos y ratas (disculpe si ofendo a alguna o algún servidores municipales o federal o estatal con esta palabra), las drogas, la violencia o los accidentes vehiculares, la sedentarización y la carencia de agua potable, drenaje y tratamiento adecuado de las aguas negras o de la proliferación repugnante y escandalosa de basura en todas las ciudades y pueblos, lotes baldíos o espacios públicos, también han contribuido a tener las condiciones más adversas para la salud humana, incluidos el patogénico fecalismo al aire libre de caninos, felinos, palomas y demás plagas.

Esto era antes del COVID-19, durante el SARS-CoV-2 y el Ómicron que seguirán entre nosotros. Según datos del Inegi (2021), los tres principales motivos de muerte a nivel nacional el año pasado fueron: por enfermedades del corazón, 218 mil (20 por ciento); por Covid-19, 201 mil (19 por ciento), y por diabetes mellitus, 151 mil (14 por ciento).

Así, uno de cada diez mexicanos padece diabetes. Ya vemos que el año pasado murieron casi la misma cantidad de personas por diabetes que por Covid. En un tenebroso cuarto lugar está el cáncer o los tumores malignos y, para demostrar que sí hay quinto malo, las enfermedades respiratorias, como la influenza o la neumonía, también nos mandan al panteón en cantidades muy preocupantes.

Nos llamó mucho la atención la Revista científica del Cinvestav (que es el magnífico Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN) que publicara hace unos días un importantísimo artículo científico con este tema que tanto sufrimiento y dolor ha traído a las familias mexicanas.

Esta revista, llamada Avance y Perspectiva, en el riguroso texto de Rosa Patricia Cruz Nieves y bajo el título de Receptores huérfanos y su papel en la Diabetes Mellitus nos deja la sensación de que lo mejor de la comunidad académica de este país y del mundo se está ocupando del tema, pero a la vez nos acicatea la impresión de que esto está más grave de lo que creíamos. Sólo este artículo lleva más de 300 mil vistas, lo cual indica el grado de interés y de preocupación respecto a este asunto que tenemos que tener en cuenta en estas fechas de atracones de azúcares, bebidas, carbohidratos y todo tipo de comida chatarra. Ayudemos a nuestras familias y a nosotros mismos a racionalizar nuestra alimentación, el exceso de bebidas y al sedentarismo que nos está degradando biológica, fisiológica, morfológica, económica, intelectual, sentimental y fenotípicamente.

Confirma que es uno de los principales problemas de salud pública y causa de defunciones tempranas en el mundo (OMS, 2021) que, “La diabetes mellitus es un conjunto de trastornos metabólicos que se caracteriza por presentar niveles progresivamente altos de glucosa en la sangre (hiperglicemia) (Harcourt et al., 2013). Existen distintos tipos de diabetes mellitus y de acuerdo con su causa, los más comunes son: la tipo 1 y la tipo 2 (Bronstein, J., Lawrence, R.D, 1951).

En la diabetes tipo 1, los altos niveles de glucosa se deben a la destrucción autoinmune de las células ß pancreáticas, provocando la falta de producción de insulina. Por otra parte, la diabetes tipo 2 se caracteriza por la falta de capacidad de la insulina para ejercer su función de manera adecuada. “Debido a ello el hígado, el tejido adiposo y el músculo, no pueden absorber la glucosa para metabolizarla, provocando que aumente su concentración en la sangre generando complicaciones agudas y crónicas como la falla renal, infartos, amputaciones, entre otras.”

Dentro de esta superfamilia de receptores se encuentran los receptores huérfanos, llamados así porque carecen de ligando endógeno y se reporta que sus cambios en la expresión génica se relacionan con el desarrollo de enfermedades como la diabetes, hipertensión y cáncer (Calderón-Zamora et al., 2017; Ruiz-Hernández et al., 2018; Tang et al., 2012). OJO, esto es muy importante pues toca a una de nuestras causas principales de mortalidad en México. https://avanceyperspectiva.cinvestav.mx/receptores-huerfanos-y-su-papel-en-la-diabetes-mellitus/ 

Es verdad de que todos habremos de morir, pero hay de muertes a muertes, e incluso las enfermedades son de diverso grado de sufrimiento, de dolor, de fealdad y hasta de costo. Cada vez que veo a un niño obeso o a una jovencita obesa maldigo a todos los gobiernos que hemos tenido o que tenemos y a los que han lucrado con los productos que nos han llevado a esta situación. Hay que comer y beber productos sin azúcares nocivos. Muy bien que tengan los sellos que nos alertan de los excesos de sodio, de dulce o de grasas. Ya hay pasteles y panes para diabéticos, ya hay muchos productos que podemos consumir con menos daño para el organismo. Hace falta más información, más prevención y más atención a la salud de nuestros niños y jóvenes. Los viejos ya no tenemos remedio. Ni modo. Cuídese, por favor, cuide a los suyos o a las suyas. Es un asunto de amor y de talento. Se puede y se debe.

POR RAMÓN OJEDA MESTRE
COLABORADOR
ROJEDAMESTRE@YAHOO.COM

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