COLUMNA INVITADA

Entre la teoría de la acción comunicativa y el cine de oro

El filósofo alemán Jürgen Habermas y Yolanda Montes, artísticamente conocida como Tongolele, son los protagonistas de una historia relatada con sazón por Felipe Gaytán Alcalá hace poco más de un año

OPINIÓN

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Juan Luis González Alcántara / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Él nació en Düsseldorf, Alemania, en 1929. Probablemente, una de las mentes más prodigiosas del mundo intelectual y filosófico; tal vez, el pensador vivo más importante de la segunda mitad del siglo XX y de lo que va del XXI.

Ella vio la luz al otro lado del Atlántico, más específicamente, en Estados Unidos, en 1932. Ícono de la cultura popular e imagen imprescindible de la época dorada de la cinematografía mexicana. Sin duda, la gran sobreviviente del cine ambientado en la vida nocturna del México de finales de la década de 1940.

Jürgen Habermas y Yolanda Montes, artísticamente conocida como Tongolele, son los protagonistas de una historia relatada con sazón por Felipe Gaytán Alcalá hace poco más de un año. El marco del encuentro fue la visita del filósofo alemán a México en 1989, que trajo por casualidad el inesperado e imperecedero avistamiento entre el filósofo y la diva.

Un encuentro afortunado que cumple con los postulados de la acción comunicativa –dicho con la seriedad más absoluta–. Teoría influyentísima en el pensamiento contemporáneo cuyo autor es el propio Habermas. La construcción de la sociedad a partir de una racionalidad comunicativa, con elementos varios, del que destaca el aspecto lingüístico, una red conformada de intersubjetividad humana que permite una convivencia colectiva racional a través de la comunicación y, posteriormente, el actuar conforme a las reglas establecidas –debidas a esa comunicación racional–.

Diálogo es la base, en resumidas cuentas, del contrato social. Los mundos pueden ser diametralmente distintos: ¿qué tienen que ver la Escuela de Frankfurt con el espectáculo, el cine y la farándula mexicana? En principio nada. Pero cuando dos personajes como Habermas y Tongolele coinciden en un lugar emblemático de la Ciudad de México –el Café Tacuba– y ambos traen una pléyade de admiradores, surge la primera chispa: ¿conflicto o acción comunicativa?

Habermas predicó con el ejemplo y decidido a construir un diálogo racional con la artista, no sin cierta dosis de lisonja caballeresca, entabló una breve conversación entre ambos basada en la respectiva celebridad y fama que con justicia tienen estos dos personajes.

Eso permitió la convivencia racional entre dos mundos aparentemente dispuestos a colisionar, cada uno con las reglas acordadas de respetar sus propias esferas de influencia –lo académico y el espectáculo– en un mismo espacio.

Crónica aderezada con intercambios dialógicos que ensalzaron la belleza de una y el intelecto del otro. En suma, acción comunicativa con aplicación práctica.

POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA
MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

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