PANORAMA INTERNACIONAL ANÁHUAC

¿El año menos caluroso del resto de nuestras vidas?

"El exterminio del planeta ya no perdona a nadie. Ni siquiera al norte triunfal, que es el que más contribuye a la catástrofe y, a la hora de la verdad, silba y mira para otro lado", Eduardo Galeano

OPINIÓN

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Fernando Octavio Hernández / Panorama Internacional Anáhuac / Opinión El Heraldo de México

En un meme que apareció este año, Bart Simpson se quejaba "¡Este es el verano más caluroso de mi vida!", para ser corregido por su célebre padre: "Te equivocas hijo, ¡este es el verano más fresco del resto de tu vida", obviando el lado gracioso, tal caricatura nos advierte sobre la irreversibilidad del calentamiento global. 

En efecto, 2021 registró temperaturas récord en varias partes del mundo. Los incendios en Siberia, Grecia y Turquía, las inundaciones en Nueva York y varias ciudades europeas o los tornados de este fin de semana en Kentucky son solamente una actualización de las catástrofes naturales convertidas en postal recurrente, durante los últimos años. 

Mientras tanto, la temperatura en el planeta sigue aumentando aun cuando el cese forzado de las actividades humanas por la pandemia de COVID-19 provocó una ligera disminución de la contaminación ambiental y se prevé que la tendencia al alza se reanudará conforme reinicien las actividades económicas.

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A mediados de año, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático confirmó que el calentamiento global es una consecuencia de las actividades humanas y advirtió que la acumulación de gases como el dióxido de carbono o el metano en la atmósfera jamás había alcanzando los niveles actuales, lo cual representa una alerta roja que nos conmina a reducir drásticamente las emisiones de gases contaminantes si no deseamos agudizar la crisis ambiental que ya padece nuestro planeta, con olas de calor, sequías y huracanes cada vez más intensos, entre otras catástrofes que ya están provocando efectos irreversibles en varias partes del globo. 

Ante la severidad de tal advertencia, muchos esperábamos que los líderes reunidos en la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, realizada en noviembre pasado, manifestaran un mayor compromiso para reducir la emisión de gases contaminantes, pero el resultado de tal cónclave ha sido –una vez más– decepcionante, mientras la mayoría de los gobiernos participantes sólo optaron por revisar sus niveles bajo una óptica de "reducción progresiva" que prolonga la dependencia con respecto a los combustibles fósiles –como el carbón o el petróleo– a 10, 20 o 30 años, lo cual fue percibido por activistas y organizaciones ambientalistas como una promesa más que no resuelve el problema. 

Para el propio António Guterres, secretario general de la ONU, tal acuerdo representa un "avance importante en la meta de lograr la reducción de las emisiones globales de gases contaminantes, pero insuficiente dada la gravedad de la crisis ambiental".  

Es cierto que la COP26 logró acuerdos relevantes, como el compromiso de crear un observatorio internacional para vigilar el comportamiento del metano en la atmósfera o la ruta fijada por más de mil universidades para reducir sus emisiones, aunque tales medidas resultan poco relevantes, mientras las grandes empresas no establezcan compromisos reales considerando que son ellas quienes más contribuyen al deterioro ambiental. 

Por fortuna, el gobierno encabezado por Joe Biden está consciente sobre la gravedad del calentamiento global y ha impulsado varias iniciativas al respecto durante este año, apartándose de la irresponsable actitud negacionista que caracterizó al anterior presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pues es fundamental que nuestro vecino del norte asuma el liderazgo en esta lucha, sumando esfuerzos con otras naciones con el objetivo de resolver este problema que es de todos quienes habitamos este planeta, nuestro único hogar en el Universo. 

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En lo concerniente al ciudadano común, no está de más reiterar el llamado a asumir una mayor responsabilidad por las consecuencias que nuestros actos provocan en el medio ambiente, pues aún estamos a tiempo de evitar un escenario devastador donde se confirme que 2021 fue, en efecto, el año menos caluroso del resto de nuestra existencia.

Cuando usted vuelva a decir que el clima se ha vuelto loco, recuerde esta advertencia, ya que nadie podrá decir en el futuro que desconocía lo que estaba ocurriendo a nuestro planeta en estos años.

POR FERNANDO OCTAVIO HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
COORDINADOR ACADÉMICO Y PROFESOR DE LA FACULTAD DE ESTUDIOS GLOBALES EN LA UNIVERSIDAD ANÁHUAC MÉXICO
FOHDZSANCHEZ@ANAHUAC.MX

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