TODOS SOMOS MÉXICO

No a la violencia vs. las mujeres

La lucha por su derecho a una vida libre de violencia es en realidad el reclamo de todos

OPINIÓN

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Mauricio Farah / Todos Somos México / Columna Invitada Créditos: Especial

Una sociedad que lleva en sus entrañas una creciente y sistemática violencia contra las mujeres, es una sociedad adolorida y en deuda consigo misma. Hace años que las agresiones contra las mujeres se afianzan como prácticas impunes y reiteradas. Crece la violencia familiar, el maltrato, las lesiones, las violaciones, las desapariciones, la trata, los feminicidios y los homicidios dolosos contra mujeres.

El promedio de 10 mujeres asesinadas cada día es tan pertinaz, que durante el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la muerte violenta acudió puntualmente a 10 sitios en el país y arrebató la vida a 10 mujeres. Como si fuera un desafío, una prueba de nuestra incapacidad para acabar con este flagelo.

¿Cómo se llega a esta terca violencia que mantiene su ritmo criminal desde hace años? Se llega por el camino de la impunidad, cuyo manto no sólo cubre los delitos más notorios, sino también aquellos menos visibles que van normalizando los ataques contra las mujeres.

Muchos agresores mortales empiezan ejerciendo violencia cotidiana o familiar. Si hoy se priva de la vida a tantas mujeres, ello se debe a que otros delitos que son antesala de la gran violencia quedan impunes y dan origen al feminicidio.

Aquí la pirámide con datos de enero a septiembre de este año: 192 mil denuncias de violencia familiar, 47 mil casos de lesiones dolosas, dos mil 700 homicidios de mujeres. Como siempre, la pirámide de violencia se sostiene en la pirámide de la impunidad. Consentir, permitir o disculpar los “delitos menores” es alentar los mayores, cuando todos son inaceptables.

Premiar el abuso con la indiferencia e incluso con la protección, y otorgar impunidad al delito, es condecorar al abusivo, al golpeador y al asesino.

Para detener la violencia en contra de las mujeres y empezar a reducirla, se requiere la participación de sociedad, gobierno e instituciones. Si no realizamos un esfuerzo conjunto, sostenido y eficaz, no lo lograremos.

No podemos conformarnos con impedir el crecimiento de la violencia en contra de las mujeres ni presumir que se ha estabilizado. Ni incremento ni estabilización. Lo justo, lo indispensable, es acabar con todas las expresiones de violencia de género, porque ninguna es menor y porque todas, en mayor o menor medida, son irreparables.

La lucha de las mujeres por su derecho a una vida sin violencia es de todos. Tenemos que ir en contra de la inercia de siglos y también del recrudecimiento de la violencia de género en el presente. Algunas voces acusan que esta lucha pierde validez por la violencia que se presenta en algunas marchas.

No. Es cierto que ninguna indignación justifica la violencia contra transeúntes, mujeres policías o periodistas, pero también que la violencia de unas cuantas no deslegitima la marcha de las mujeres hacia una vida como la que deben tener: plena y libre de violencia.

POR MAURICIO FARAH

SECRETARIO GENERAL DE SERVICIOS ADMINISTRATIVOS DEL SENADO

@MFARAHG

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