La ratificación de Pablo Gómez, como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), mostró, nuevamente, la fragilidad del llamado bloque opositor, conformado por PRI, PAN y PRD, en la Cámara de Diputados.
Además, dio cuenta de las traiciones e inconformidades que continúan al interior de Acción Nacional, contrario a lo que dice su dirigente Marko Cortés.
Todo eso ocurrió el jueves de la semana pasada, durante la sesión de la Cámara en la que se aprobó la designación del sustituto de Santiago Nieto.
Antes de ir al pleno, representantes del PRI y del PAN dialogaron durante varias horas para determinar el sentido de su voto. Los panistas “siempre” se mantuvieron por la negativa, mientras que los priistas, encabezados por Rubén Moreira y Alejandro Moreno, les hicieron saber que tenían serias dudas. Después de escuchar de los representantes del blanquiazul que estaba en riesgo la alianza opositora si votan divididos, los del tricolor argumentaron que no podían empezar con el pie izquierdo su relación con Pablo Gómez. Y votaron a favor.
Algo parecido plantearon los perredistas, encabezados por Luis Espinosa Cházaro, pero no quedaron bien ni con Dios ni con el diablo: se abstuvieron, igual que lo hizo la bancada de Movimiento Ciudadano, encabezada por Jorge Álvarez Máynez.
Al final de cuentas, Morena y sus aliados (PVEM y PT), con la ayuda del PRI, impusieron a un ex fundador del Partido Comunista en México al frente de la Unidad de Inteligencia Financiera.
Lo hicieron, algunos de ellos, a sabiendas de que Gómez está fichado por agencias de inteligencia de Estados Unidos y lo tienen en la lista negra de activistas subversivos.
El dato podrá ser anecdótico y hasta irrelevante para muchos, pero no hay que perder de vista que México pertenece al Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), creado en 1989, por el entonces G8, para instrumentar medidas contra el lavado de dinero.
Hoy en día, el GAFI tiene 39 países miembros, que siguen las reglas impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, instancias en las que Estados Unidos juega un papel preponderante.
Esa es la razón por la que en algunos sectores generó preocupación no sólo el hecho de que López Obrador haya propuesto a Gómez para la UIF, sino que Morena y sus aliados, incluido el PRI, lo hayan ratificado.
Lo que deja ver esto, sin embargo, es que los del partido guinda seguirán votando sin chistar todo lo que venga de Palacio Nacional, y la oposición extraviada, sin rumbo, votará según sus intereses, miedos o expedientes, como lo hizo el PRI de Alejandro Moreno.
Pero tampoco cantan mal las rancheras en el blanquiazul. El diputado Roberto Valenzuela Corral, de Aguascalientes, renunció al PAN luego de votar a favor del nuevo titular de la UIF.
Lo hizo después de haber participado en la reunión previa en la que se debatió el sentido del voto de los panistas, y se escucharon diversos argumentos. Sabía, por ejemplo, que Santiago Creel tenía sus dudas y no estaba de acuerdo en rechazar la designación de Gómez, como supo también que Mariana Gómez del Campo se ausentó para no votar. Al final, de los 114 legisladores panistas, 18 se ausentaron, Valenzuela votó a favor y 95 en contra.
Si bien la mayoría panista se aglutinó alrededor de su coordinador, Jorge Romero, lo evidente es que su dirigencia nacional tiene cabos sueltos y resentimientos guardados que, tarde o temprano, le pasarán la factura.
Y es que todo apunta a que la renuncia de Valenzuela está vinculada por el proceso para elegir al candidato del PAN a la gubernatura de Aguascalientes, donde el actual mandatario, Martín Orozco, está tremendamente disgustado con Marko Cortés, enojo que amenaza con extenderse a otros estados y sectores panistas.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Los peores embusteros son los propios temores”.
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
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