Claudia Sheinbaum quiere ser presidenta. No es esta una ambición que oculte; al contrario, la cultiva usando los enormes recursos que tiene como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México: la entrega de tarjetas de ayuda social en colonias populares (pagadas con nuestros impuestos, pero presumidas hasta con su nombre); las giras por el país (donde poco tienen que ver con temas que se relacionen con el quehacer público de la ciudad ) ysu presencia en medios, como lo vimos hace unos días en la “entrevista” a modo en el semanario de El País.
El activo más fuerte que presume la doctora Sheinbaum es el respaldo del presidente López Obrador, que desde hace meses ha enviado todas las señales posibles para anunciar que ella es la elegida. Aunque si bien con AMLOnunca se sabe, hoy el mensaje resulta claro: la favorita es Claudia.
Ahora, el anhelo de ser presiente es totalmente legitimo, ¿qué político profesional –y hasta improvisado– nunca lo ha pensado? Sin embargo, es igualmente legitimo criticar que, a tres años de las elecciones, una mandataria que ostenta un cargo de elección tan importante y complejo, por el que la gente votó para solucionar problemas ciudadanos, distraiga tiempo, personal y recursos para iniciar su campaña.
Los retos de la Ciudad de México exigen una gobernante de tiempo completo: la economía ha caído 6% desde el inicio de esta administración; la pobreza extrema ha aumentado en 163%; los servicios públicos han sido dejados sin presupuesto, cuyo caso más grave es el metro, reflejado en la tragedia de la Línea 12 donde murieron 26 personas –y ahora se caen pedazos del segundo piso del Periférico; la zona metropolitana del Valle de México es, a nivel mundial, la que más muertes por exceso registró durante la pandemia.
El mejor veredicto de cómo van las cosas en la CDMX fueronlos ciudadanos, que en las elecciones locales de 2021 votaron masivamente por alternativas opositoras.
Sin embargo, la respuesta de Sheinbaum no fue rectificar, sino acercarse todavía más a López Obrador. Sin ir muy lejos, recordemos que el gobierno de la ciudad ha entregado voluntariamente recursos que le corresponden a la CDMX, como el Fondo Metropolitano y el Fondo de Capitalidad, para financiar los caprichos presidenciales. También ha consentido, o bien avalado con el silencio, los ataques que desde Palacio Nacional se dirgencontra la comunidad académica y científica–de la que ella proviene–, el INEo los niños con cáncer, tan solo por citar algunos ejemplos.
Si Sheinbaum quiere ser presidenta, la manera más honesta, íntegra y eficaz de ganar la aprobación de la gente sería resolviendo los muchos problemas – heredados y nuevos – de esta ciudady dando resultados como Jefa de Gobierno, que estar distrayéndose, a estas alturas y con tanta anticipación, en aspiraciones políticas y precampañas.
Esta gran ciudad y sus habitantes merecen una gobernante de tiempo completo. Ojalá así lo entendieran.
POR GUILLERMO LERDO DE TEJADA SERVITJE
COLABORADOR
@GUILLERMOLERDO
PAL