ANÁLISIS

La geopolítica de AMLO

Sin doctorados y sin viajes previos, el presidente López Obrador está mostrando una astucia geopolítica extraordinaria y, a mi juicio, magistral

OPINIÓN

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Ismael Carvallo / Análisis / Opinión El Heraldo de México

La geopolítica es el enfoque o escala de interpretación de la dialéctica mundial en función de la lucha a muerte por el espacio y el poder por encima del derecho, es decir, en función de la potencia real que un Estado nacional tiene para influir en la organización material del mundo según sus configuraciones económico-comerciales y productivas, financieras, militares, culturales, religiosas e ideológicas.

Identifico a este respecto cuatro jugadas de alta implicación geopolítica que el presidente López Obrador ha venido desplegando. Por un lado, está la estrategia de redefinición estructural del papel de las Fuerzas Armadas en el conjunto de la nación, haciendo de la Guardia Nacional un cuerpo orgánico de ocupación del espacio y potenciando la presencia del Ejército como actor central en el conjunto de factores de poder y dirección del Estado mexicano. 

Sólo quienes carecen de una idea consistente sobre lo que es el Estado —cosa cada vez más habitual en analistas, periodistas y activistas ingenuos— pueden escandalizarse sobre un erróneamente llamado proyecto de “militarización del país”, siendo incapaces de comprender que, histórica y doctrinariamente, todo Estado moderno —por lo menos desde Maquiavelo— es un proceso orgánico de militarización de las sociedades, que a partir de las revoluciones atlánticas (siglo XIX) activan una dinámica de fusión del coraje civil con el coraje militar que se resume en las figuras del patriota y el partisano.

Por otro lado, está el apuntalamiento de la capacidad del Estado para controlar los recursos energéticos de carácter estratégico (Pemex, CFE, Reforma Energética), que es algo de lo que ya he hablado en este espacio y que apunta en la dirección de incrementar el umbral de poder estructural del Estado mexicano para encarar con firmeza el juego despiadado de la economía política internacional.

En tercer lugar, está la ya dos veces planteada ­—primero con Trump, ahora con Biden y Trudeau— cuestión de coordinar hemisféricamente nuestras economías de cara al predominio avasallante de China como imperio en ascenso acelerado, que ha venido a situarse con rotundidad como el verdadero triunfador de la globalización neoliberal, según indicó el presidente en la Casa Blanca, al dar el escandaloso dato según el cual en 30 años se invirtió la proporción de participación de América del Norte contra China en el mercado mundial. 

En cuarto lugar, y conectado con el anterior, está la cuestión migratoria, tema indiscutiblemente medular en toda concepción geopolítica del mundo, al ser precisamente mediante el flujo masivo de personas como se ocupan los espacios y se influye en la organización de la producción, el comercio, la cultura y la religión.

Sin doctorados y sin viajes previos, el presidente López Obrador está mostrando una astucia geopolítica extraordinaria y, a mi juicio, magistral.

POR ISMAEL CARVALLO
ASESOR EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS
@ISMAELCARVALLO

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