Más de 120 líderes mundiales dieron inicio a la Conferencia de la Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en la ciudad escocesa de Glasgow. Se espera que esta cumbre sea una de las más difíciles hasta la fecha, incluso más complicada que la reunión de Paris en 2015, en la que se acordó limitar el calentamiento global por debajo de dos grados Celsius. Los gobernantes aspiran definir nuevas metas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Mientras los políticos más trascendentales se reúnen para asegurar el futuro de la Tierra, México acude a la cumbre sin compromisos de reducción de emisiones y sin la presencia del presidente Andrés Manuel López Obrado, a quien le delegó la representación a la secretaria de Medio Ambiente, María Luisa Albores.
El Gobierno de la Cuarta Transformación va en sentido contrario a la tendencial ambiental a nivel internacional. Favorece la producción de energías sucias con la construcción de refinerías, le apuesta a fuentes fósiles, recortó el presupuesto a las principales instituciones medioambientales del país e intenta fortalecer a la CFE y a Pemex con la reforma de hidrocarburos y la eléctrica.
El Gobierno de López Obrador anunció en 2020 que mantendría las metas fijadas en 2015- una reducción del 22% en las emisiones para 2030- sin sumarse al esfuerzo mundial de implementar objetivos más ambiciosos. En la reciente visita a México del enviado especial de la Casa Blanca para el cambio climático, John Kerry, el canciller Marcelo Ebrard dijo que existía la posibilidad de ampliar las metas en 2023. El mandatario mexicano destacó una vez más su programa social de Sembrando Vida, en el que habitantes de zonas rurales reciben un ingreso a cambio de sembrar y cuidar árboles en sus parcelas. Sin embargo, activistas ambientalistas han advertido que la iniciativa es una espada de doble filo, ya que existen campesinos que deforestan sus tierras para inscribirlas en el programa y recibir los beneficios económicos.
AMLO le ha propuesto al presidente Joe Biden expandir dicho programa a Centroamérica con apoyo financiero de Estados Unidos. Si bien Biden aplaudió los esfuerzos de México en una carta a López Obrador por reforestar y emplear a personas, mismo mensaje que replicó Kerry, el Gobierno de Estados Unidos no ha otorgado ningún presupuesto para la ampliación de Sembrando Vida. Mucho ruido, poca acción.
Esto se suma a la preocupación que externaron 20 legisladores estadounidenses, tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, en una carta que le enviaron al embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, en la que le pidieron interceder a favor de empresas estadounidenses del sector energético, debido a que sus inversiones en el país se ven amenazadas por las recientes reformas impulsadas desde Palacio Nacional. Argumentan que las acciones de México también violan el TMEC.
Por su parte el embajador de la Unión Europea en México, Gautier Mignot, externó en abril la inquietud de las empresas europeas que invirtieron de buena fe y tomaron riesgos en el país, solo para enfrentar incertidumbre en las reglas del juego. Una delegación del Parlamento Europeo visitó el Senado de México la semana pasada y pidieron que se aclare que sucederá con las distintas reformas energéticas. Mencionaron el Acuerdo Global de la Unión Europea con México, el cual no es solo un acuerdo comercial, sino un acuerdo global, en el cual vienen compromisos de sustentabilidad ambiental.
En la COP26, México anunció que exigirá un mayor financiamiento para que los países en desarrollo puedan cumplir con sus metas para frenar el calentamiento global. Criticó la falta de compromiso de las naciones ricas en la entrega de fondos para hacer frente al cambio climático. Si bien es cierto que México es uno de muchos países que no han logrado cumplir los objetivos ambientales, difícilmente nuestro país podrá hacer exigencias cuando no lidera con el ejemplo. Que empiece por poner orden en casa.
POR LILA ABED
POLITÓLOGA E INTERNACIONALISTA
@LILAABED
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